El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha dado hoy por hecho que el dirigente libio, Muamar Gadafi, acabará saliendo del poder en el país norteafricano y ha descartado a priori un papel destacado de la OTAN una vez que cumpla con su misión avalada por la ONU.
En su discurso ante el Foro para la Nueva Diplomacia, organizado en el Palacio de Egmont en Bruselas por la Academia Diplomática Internacional, el diario ‘The International Herard Tribune’ y el think tank Carnegie Europe, Rasmussen ha asegurado que los aliados y sus socios mantendrán «los esfuerzos» para «proteger a la población civil» de los ataques del régimen «el tiempo que sea necesario», como demuestra el acuerdo alcanzado este miércoles para extender en 90 días, hasta finales de septiembre, la misión.
«La cuestión no es si Gadafi se marchará, sino cuándo lo hará. El Grupo de Contacto y la cumbre reciente del G-8 han dejado esto absolutamente claro. Y los aliados de la OTAN y sus socios ratifican firmemente este llamamiento», ha asegurado el danés. «Puede que esto todavía lleve un tiempo, quizá ocurra mañana», ha apostillado.
Rasmussen ha defendido que la OTAN ha evitado «una masacre desde Benghazi hasta Brega» gracias a su intervención en Libia y aunque ha asegurado que la Alianza Atlántica «quiere ayudar» a que «la primavera árabe florezca», ha descartado «un papel papel fundamental» en Libia más allá de la misión, aunque sí podría «asistir» a crear un Ministerio de Defensa o la Agencia de Seguridad nacional del nuevo Gobierno.
«Déjenme ser claro: no veo un papel fundamental para la OTAN en Libia una vez hayamos completado nuestra operación bajo el mandato de la ONU. Una vez que Gadafi se marche, la comunidad internacional deberá ayudar al pueblo libio a garantizar una transición pacífica y ordenada a la democracia. Hay que empezar a planearlo y prepararlo desde hoy», ha explicado.
