El embajador de Estados Unidos en Afganistán, Karl Eikenberry, ha asegurado que la retirada de 33.000 efectivos estadounidenses del país asiático en los próximos dos años no tendrá un impacto negativo sobre la situación securitaria del país y no supondrá el fin de las relaciones bilaterales entre ambos países.
El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el 22 de junio el plan para retirar un total de 33.000 soldados de Afganistán en los próximos dos años y la cesión total de las labores de seguridad a las fuerzas afganas en 2014.
«La retirada comenzará el mes que viene, cuando iniciaremos el repliegue de 10.000 tropas en lo que queda de año, y habremos llevado a casa a 33.000 soldados para el verano que viene», dijo Obama.
«La retirada no significa el fin de las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán, sino el comienzo de una nueva relación y amistad sostenible, que continuará después de que se acabe el proceso de transición securitaria», ha afirmado Eikenberry, según ha informado la agencia de noticias afgana Pajhwok.
«Los intereses fundamentales de ambos países no cambiarán y llegará el día en el que Afganistán no será un refugio para terroristas», ha agregado. «El proceso de transición se encontrará con desafíos, pero es importante para nosotros poder controlarlos», ha afirmado.
Por último, ha destacado que no hay diferencias entre los objetivos de Estados Unidos y los del presidente afgano, Hamid Karzai, y que las únicas desavenencias se producen en cuanto a métodos, tácticas y políticas concretas para conseguir estos objetivos.
El 31 de mayo, Karzai advirtió que si las tropas extranjeras continuaban asesinando civiles inocentes su presencia se convertiría en la de una fuerza ocupante. Eikenberry ha señalado que comparar a las tropas estadounidenses con una fuerza ocupante «no es una expresión justa».
