Unicef alerta de que hay 2,5 millones de niños pakistaníes afectados por las inundaciones

Unicef alertó este lunes de que unos 2.500.000 niños se han visto afectados por las fuertes inundaciones provocadas por el monzón en el sur de Pakistán, donde todavía se recuperan de las peores inundaciones en la historia del país que se produjeron hace un año, por lo que insta a poner en marcha una campaña de ayuda antes de que la situación empeore.

Las fuertes lluvias de monzón y las inundaciones están afectando a unos cinco millones de personas en todo Pakistán, según Unicef, siendo la provincia de Sindh la que se ha llevado la peor parte en el desastre.

Solamente en Sindh, cientos de miles de familias se han visto afectadas en 22 de los 23 distritos de la provincia. Cerca de un millón de hogares han sido destruidos o dañados, provocando el desplazamiento de la población. Más de 200.000 personas están viviendo en más de 1.400 campos de ayuda, donde hay escuelas públicas, y en edificios, tiendas y asentamientos provisionales, según los datos preliminares hechos públicos por la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres.

Los niños y las familias continuan recuperándose de los efectos causados por las inundaciones de 2010, que agravaron los niveles existentes de desnutrición crónica, las prácticas insalubres de saneamiento, la baja asistencia a la escuela primaria (especialmente por parte de las niñas).

�Los niños son los más vulnerables en una emergencia. En este desastre, muchos están experimentando los devastadores efectos de una emergencia debido a la segunda inundación que se produce en un año. Sus mecanismos para sobrellevar la situación ya eran débiles y su vulnerabilidad elevada� declaró Dan Rohrmannel representante de Unicef Pakistán.

�Estamos siendo testigos de una enorme devastación a lo largo de extensas áreas de la provincia de Sindh. Las preocupaciones principales son el acceso a la salud y nutrición, agua potable y protección. Al comienzo de una emergencia como esta, es fundamental llegar a los niños con intervenciones que pueden salvar sus vidas y ayudarles a volver a la normalidad,� agregó Rohrmann.

�Las inundaciones, además de apartar a los niños y sus familias de sus hogares, han contaminado pozos y otras fuentes de agua potable, comprometiendo el saneamiento y la higiene, y están contribuyendo a un aumento de las enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea. Es necesario llegar a los niños con agua potable, saneamiento y mensajes sobre higiene así como suministrar servicios sanitarios adicionales para prevenir brotes de enfermedades,� concluyó.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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