El primer ministro de Corea del Sur, Kim Hwang-sik, pidió hoy a Pyongyang que cancele el lanzamiento del satélite de observación previsto para abril durante la ceremonia el segundo aniversario del hundimiento del buque surcoreano «Cheonan».
«Insto a Corea del Norte a retirar lo antes posible su plan de lanzamiento y a acatar sus obligaciones internacionales», afirmó Kim, que también llamó a estrechar la seguridad para evitar incidentes como el del hundimiento de la corbeta «Cheonan» en 2010, donde murieron 46 soldados surcoreanos, informó la agencia Yonhap.
En este sentido, Seúl atribuye el ataque al buque «Cheonan» a un torpedo norcoreano, algo que Pyongyang niega, lo que elevó al máximo la tensión entre ambos países, en guerra técnica desde el conflicto que las enfrentó de 1950 a 1953 y terminó con un armisticio.
El primer ministro surcoreano visitó el cementerio de Daejeon, en el que descansan los 46 soldados, y recalcó que la intención de Pyongyang de lanzar un satélite de vigilancia terrestre es una violación de la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2009 y una grave provocación.
Corea del Norte considera que el lanzamiento del satélite «Kwangmyongsong-3» es un «derecho legítimo» cuyo objetivo es la investigación científica, y rebatió las acusaciones de EEUU y Corea del Sur, que consideran que se trata del ensayo de un misiles balístico encubierto.
Pyongyang pretende poner en órbita el cohete entre el 12 y el 16 de abril como uno de los actos para conmemorar el 15 de abril el centenario del nacimiento del fundador del país, Kim Il-sung.
El presidente de EEUU, Barack Obama, en Seúl para participar en la II Cumbre de Seguridad Nuclear que arranca hoy, afirmó que, de no reconsiderar el lanzamiento, Pyongyang pondrá en peligro un reciente plan para recibir 240.000 toneladas de ayuda alimentaria a cambio de suspender sus pruebas nucleares y de misiles.
Corea del Norte vive una permanente crisis económica desde los años 90, cuando se estima que cerca de dos millones de personas fallecieron en una hambruna masiva, y desde entonces depende de la ayuda exterior para alimentar a su población.