Nadie sospechaba de Roman Podkopaev, dentista de 35 años, de su mujer Inessa Tarverdiyeva, maestra de enfermería de 46 años, y menos de sus dos hijas
Lo que parecia una familia rusa de clase media normal y corriente compuesta por un matrimonio y sus dos hijos ha resultado ser una banda de asesinos que han matado a 30 personas en los últimos años alegando que lo hacían para ganar dinero y divertirse, según da cuenta ‘ABC‘.
La policía rusa tras años de investigación consiguieron encontrar a los responsables de las 30 muertes perpetradas en Stavropol, Rostov y otras ciudades del país.
El principal escollo para la policía fue que la familia de clase media sin problemas económicos no encuadraba en el perfil clásico de este tipo de asesinatos: Roman Podkopaev, dentista de 35 años, su mujer Inessa Tarverdiyeva, maestra de enfermería de 46 años, y sus dos hijas, una de ellas menor de edad.
«ERA COMO UN DÍA DE TRABAJO»
«La banda se autodenominaban ‘La Familia de Monstruos’ y robaban por dinero porque matar para ellos era como un día de trabajo», comenta Vladimir Markin, uno de los responsables de la investigación al ‘The Mirror‘.
Se veían como una forma totalmente buena y bonita de familia. Sin embargo, formaban una banda que asesinó a 30 personas, entre ellos varios niños y seis policías.
Sus crímenes se remontan al año 2009 cuando asesinaron a una pareja y a dos de sus hijas, una niña de 7 años, con un arma semiautomática y a otra de 11, a la que mataron con 37 puñaladas.
En otra ocasión, la familía mató a dos adolescentes, una de ellas emparentadas con Inessa Tarverdiyeva, sacándole los ojos antes de matarlas.
Su carrera delictiva culminó cuando intentaron entrar a robar en la casa de un militar retirado en Aksai, y el asalto terminó en un tiroteo.
Tarverdiyeva y una de sus hijas, Anastasiya de 13 años, se entregaron, mientras que Podkopaev huía con la otra hija en una moto. La policía finalmente mató al padre de un disparo y la joven asesina resultó herida de gravedad.