La desesperada familia ha colgado un cartel frente a la escuela: "El maestro obligó a nuestro hijo a saltar del último piso del edificio"
El sistema educativo chino se sostiene en una milenaria tradición y estructura, donde la obediencia ciega es la principal base y soporte. De poco sirven las protestas de padres y alumnos para cambiar estos desfasados cimientos donde se derrumban, -como en el caso que nos ocupa-, no sólo las esperanzas de los alumnos, sino también sus vidas.
Este jueves 31 de octubre un niño de 10 años de edad ha sido la última víctima de esta férrea disciplina, que se aplica sin ningún escrúpulo y pese a quien pese.
El escenario del suceso ha sido la ciudad de Chengdu, al sudoeste de China, donde un alumno se ha arrojado desde la ventana de un 30º piso por ‘sugerencia’ de su maestro, quien le había llamado la atención por haber hablado en clase, tal y como informa la Radio Nacional China (CNR).
EL CASTIGO
El castigo del profesor no dejaba lugar a elecciones: o escribía en un cuaderno mil veces (lógicamente con los complicados caracteres chinos de rigor) una frase pidiendo perdón por su conducta, o saltaba al vacío.
Tras varios intentos infructuosos ya que el parecer el cuaderno que empleba para tal fin no tenía suficientes hojas, el deseperado alumno escribió:
«Maestro, no lo logro. Ya dudé varias veces cuando traté de saltar del último piso del edificio».
Instantes después se lanzaba yendo a caer sobre un coche que estaba estacionado, muriendo en el acto. Sus padres, quienes precisamente viven frente a la escuela y que se enteraron de la desgracia tras el tumulto que se formó en la calle, piden ahora justicia.
Así, han colgado frente al colegio un cartel que reza:
«El maestro obligó a nuestro hijo a saltar del último piso del edificio».
No se han atrevido a hacer más.
Las autoridades se han limitado a decir que «la investigación policial sigue su curso».