En los años 60 y 70 el líder comunista Mao Zedong intentó erradicar el cristianismo

Las iglesias secretas de China que tienen más miembros que el Partido Comunista

Como suele suceder en China, los ciclos de represión y relativa relajación van y vienen

Las iglesias secretas de China que tienen más miembros que el Partido Comunista
Religión, Iglesias y crrencias en la China comunista. CH

Mao puede haber fallado en destruir a la Iglesia, pero el moderno Partido Comunista ha logrado algo mejor: apropiarse de ella

En los años 60 y 70 el líder comunista Mao Zedong intentó erradicar de China al cristianismo, el cual era visto como un símbolo del imperialismo cultural. No lo consiguió.

Según algunas estimaciones, hoy hay en China más cristianos que miembros del Partido Comunista. En concreto, más de 100 millones de personas celebrarán las Pascuas este domingo en el país asiático.

Pero aquello que no consiguió destruir, el partido igual lo quiere controlar. Por eso, un gobierno oficialmente ateo lleva adelante sus propias iglesias y controla la designación de sus sacerdotes.

Tal es el caso del pastor Wu Weiqing de la iglesia Haidian de Pekín. «Debemos recordar que antes que nada somos ciudadanos de este país», dice. «Y somos ciudadanos del Reino de Dios. Eso viene en segundo lugar».

Entonces, le pregunto:

«Si Jesús estuviera vivo hoy, ¿crees que se sentiría cómodo con el gobierno del Partido Comunista en China?».

Wu responde sin siquiera pensarlo: «Absolutamente. Yo creo que sí».

Esta afirmación ilustra de manera perfecta el plan del Partido Comunista respecto a las creencias religiosas.

En los últimos dos años, las autoridades han estado intentando desarrollar su propia versión del cristianismo, «una teología chino cristiana», según un funcionario de alto mando.

Dicha teología necesita ser compatible con el desarrollo político chino, lo que en verdad implica subordinarla a él.

Sin embargo, no todos están dispuestos a esta reinterpretación religiosa.

En la clandestinidad

Dentro de un pequeño apartamento, un grupo de diez personas estudian la Biblia. Se trata de uno de los cientos de ejemplos de «iglesias hogar» no oficiales ubicados en Pekín. Quienes asisten corren el riesgo constante de ser acosados y hasta detenidos por las autoridades.

Xu Yonghai, quien lidera las oraciones en esta jornada, ha cumplido una cantidad de penas en la cárcel.

«Las iglesias oficiales son, en verdad, instituciones políticas. Para nosotros es imposible creer en Jesús y ser parte del partido».

Las «iglesias hogar» tienen mucha más libertad de lo que se hubiera podido siquiera imaginar hace 40 años. Pero como suele suceder en China, los ciclos de represión y relativa relajación van y vienen.

Con la creciente presión del partido para hacer que la religión sea «compatible con el camino socialista del país», algunos temen que el lugar pequeño que tiene la libertad de cultos en China se reduzca aún más.

Para estos cristianos, la religión debe ser una voz de la conciencia crítica e independiente en la China moderna.

Cumplir con las leyes

«Yo elijo llevar adelante una vida cristiana dentro de los márgenes de la ley», dice Wu, el pastor de la iglesia oficial de Pekín.

«No voy a hacer aquello que el gobierno no me permite hacer, por ejemplo, predicar el Evangelio en el metro para hacer que mucha gente se me acerque y, como resultado, provocar que una calle o carretera termine bloqueada».

Para un gobierno cuya preocupación principal es evitar las reuniones masivas y los disturbios, la respuesta de Wu parece salida de un manual del Partido Comunista.

Mao puede haber fallado en destruir a la Iglesia, pero el moderno Partido Comunista ha logrado algo mejor: apropiarse de ella.

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