El tipo ni se podía imaginar lo que se le venía encima. La ve despistada, frágil, pequeñita y sola, recostada en la pared del Metro y le manga el teléfono móvil. Se estará arrepintiendo todavía el grandullón.
CRIMEN Y CASTIGO
El tipo ni se podía imaginar lo que se le venía encima. La ve despistada, frágil, pequeñita y sola, recostada en la pared del Metro y le manga el teléfono móvil. Se estará arrepintiendo todavía el grandullón.
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