CRIMEN Y CASTIGO

Asaltan la embajada de Corea del Norte en Madrid y roban los ordenadores

En pleno barrio de Valdemarín y casí junto al CNI

Asaltan la embajada de Corea del Norte en Madrid y roban los ordenadores
La embajada de Corea del Norte en Madrid. EP

El golpe es llamativo, tamto por el objetivo, como por el lugar donde este está enclavado.

Una banda de facinerosos, cuya identidad se desconoce, tomó al asalto el pasado viernes, 22 de febrero de 2019, la embajada de Corea del Norte en Madrid, situada en el número 43 de la calle Darío Aparicio del barrio de Aravaca.

Los atracadores maniataron al personal de la sede diplomática y permanecieron en el edificio durante al menos cuatro horas, según ha podido confirmar El Confidencial de fuentes del Ministerio del Interior, departamento que sin embargo se limita a señalar por la vía oficial que mantiene abierta una investigación al respecto y que no va a dar más datos.

Tras mantener durante horas a los rehenes, una mujer logró escapar del recinto consular y abandonar la finca, en pleno barrio de Valdemarin, una de la las onas residenciales más caras de Madrir, a mitad e camino entre Madrid y Aravaca y donde reside por ejemplo el ex presidente Zapatero.

Una vez fuera de la embaja, la mujer comenzó a gritar en coreano. Eran las 17:00 cuando los vecinos alertaron a la Policía Nacional, que se llevó a la denunciante con el fin de que esta pudiera explicar lo sucedido.

Un intérprete logró traducir lo que decía en sede policial y se lo transmitió a los agentes. «

Enviaron un coche patrulla hasta la mansión consular con el fin de comprobar lo que estaba diciendo la señora, que aseguraba que ella había conseguido huir de los asaltantes.

Una vez sobre el terreno, el agente llamó a la puerta. Un hombre bien vestido y con el clásico pin de Kim Jong-un abrió y transmitió al policía que no había ningún problema, que estaba «todo normal».

El funcionario transmitió la información a sus superiores y estos le ordenaron que se quedase allí y mantuviese una discreta vigilancia.

Minutos más tarde, y cuando parecía que no sucedía nada extraño, el portón de la finca consular se abrió de par en par. Dos coches de alta gama salieron a gran velocidad y abandonaron el recinto en pocos segundos.

Apenas unos instantes después comenzaron a salir a la calle los empleados de la embajada que habían permanecido retenidos. El agente, según ha podido saber este diario, apenas tuvo tiempo de identificar a uno de los conductores como el hombre que le había abierto la puerta minutos antes.

Desde entonces , un coche policial monta guardia permanente ante la embajada.

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