Los soldados de Kim Jong-un están padeciendo fuertes penurias, así como el resto de norcoreanos.
Todos menos el líder supremo y sus hombres más cercanos entre los que destacan la poderosa Kim Yo-jong, hermana del dictador y sus generales.
Los soldados, sin embargo, sí están conociendo de cerca las consecuencias de la obsesión de Kim Jong por los misiles que ha dejado a la del país asiático en ruinas.
Kim Jong-un ha incurrido en el gasto desproporcionado en pruebas de misiles como única respuesta a su aislamiento internacional.
La población en general está viendo cómo cada vez las porciones de comida son más pequeñas o más espaciadas. El dictador está desesperado por evitar que la escala aumente a niveles de desastre humanitario, algo que podría ocurrir si continúa el descontrolado gasto militar.
Por tal motivo, en las últimas horas funcionarios de la provincia de Chagang han comenzado a construir instalaciones de riego a gran escala como parte de los esfuerzos para mejorar el suministro de agua a las granjas locales. Es que a la falta de políticas económicas eficientes, Corea del Norte se vio atravesada por sequías que golpearon la producción granaria.
«El Comité Central tomó recientemente la decisión de construir instalaciones de riego en la provincia de Chagang. De acuerdo con esto, el comité provincial del partido ha dado instrucciones al comité popular de la provincia y al comité de contabilidad rural para que establezcan planes para su construcción», informó una fuente confidencial al diario Daily NK.
Kim Jong-un dio una orden directa hace apenas semanas en la que exhortaba a la población a tomar las medidas necesarias para suplir la falta de alimentación sembrando por su cuenta, al menos arroz de maíz.
Es tal la escasez de comida que la fuerza laboral de esa provincia apenas come. Durante los últimos cinco meses, los trabajadores de las fábricas de municiones y las unidades militares de Chagang -es decir, parte de su ejército- solo recibieron raciones suficientes para 15 días al mes. Es decir, comieron una vez cada 24 horas.
En esa provincia operan industrias clave para la producción militar del «Líder Supremo».
Estas instalaciones incluyen la fábrica de tractores Kanggye, de Maquinaria de Alta Precisión del mismo nombre y la fábrica de Maquinaria del 8 de Febrero. Pero otra vez el secretismo militar se coloca por encima de la población.
El dictador norcoreano trata de evitar la filtración de información confidencial sobre estas instalaciones por lo que dispuso una restricción absoluta para entrar o salir de la provincia.
Un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación indicó que 10 millones de norcoreanos -el 40% de la población- sufren falta de comida.
De acuerdo a información obtenida de una fuente de primera mano por el diario basado en Seúl Daily NK, “en los últimos cinco meses, los trabajadores en las fábricas de municiones, agencias especiales y unidades militares en la provincia de Chagang solo han estado recibiendo raciones suficientes para 15 días por mes. A los lugareños se les ordena que se presenten a trabajar sin importar qué, por lo que están trayendo almuerzos empacados de bibimbap de brotes de soja a las minas”.
A pesar del hambre que se padece en las fuerzas y en la población en general, los planes misilísticos de Kim Jong-un siguen en pie. De acuerdo a información obtenida por Corea del Sur, existen numerosos indicios de que Pyongyang está preparando el lanzamiento de un misil balístico lanzado desde un submarino en una instalación de mantenimiento en el Astillero Sinpo.
Esta semana, medios internacionales informaron de las pruebas que hay para acrecentar el temor por las pruebas. Fotos tomadas por satélite sobre Corea del Norte muestran una “intensa actividad” en el principal centro de desarrollo de submarinos de la dictadura comunista, según reportó este miércoles un portal especializado, lo que aumenta las sospechas de que Pyonyang pueda realizar próximamente un test de misiles.