El Gobierno de China ha prohibido tajantemente que «hombres afeminados» aparezcan en la televisión.
Tremendo titular.
Así es como se marcan las pautas en una dictadura o, por ejemplo, pidiendo a las cadenas que promuevan la «cultura revolucionaria».
Poco más se necesita.
La Administración Nacional de Radio y Televisión dijo que los programas de televisión deben promover «enérgicamente la excelente cultura tradicional china, la cultura revolucionaria y la cultura socialista avanzada» y «poner fin resueltamente a los hombres afeminados y a otras estéticas anormales», agregó el regulador de la televisión, utilizando un término despectivo para los hombres con apariencia poco masculina «niang pao», o literalmente, «maricón».
Pero es que hay más, porque los chinos también se han lanzado con otra prohibición, en esa locura por el control: limitan a tres horas a la semana el tiempo de uso de videojuegos para jóvenes menores de 18 años.
Y es que el Partido Comunista chino lo considera una atención nociva a las celebridades.
Asimismo, el Gobierno de Xi Jinping ha reforzado el control sobre las industrias chinas de Internet, imponiendo acciones antimonopolio, de seguridad de datos en empresas como Tencent Holding y el gigante del comercio electrónico Alibaba Group.
Xi Jinping ha reforzado significativamente las políticas de represión, censura y prohibiciones, afectando diversos aspectos de la vida cotidiana y las libertades individuales.
Estas medidas buscan consolidar el control del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre la sociedad y limitar la disidencia.
Control de la información y censura en línea
El gobierno chino mantiene uno de los sistemas de censura más estrictos del mundo, conocido como el «Gran Cortafuegos».
Este sistema bloquea el acceso a numerosas plataformas y sitios web extranjeros, incluyendo Google, Facebook y Twitter. Además, las autoridades monitorean y filtran el contenido en redes sociales nacionales como WeChat y Weibo, eliminando publicaciones consideradas sensibles o críticas hacia el gobierno.
En 2020, la Administración del Ciberespacio de China (CAC) lanzó una campaña para «limpiar» el contenido en línea, enfocándose en eliminar información política y religiosa considerada ilegal. Esta iniciativa resultó en la eliminación de más de 100 aplicaciones, incluyendo la de TripAdvisor, de las tiendas de aplicaciones chinas.
Represión de la libertad de prensa
La libertad de prensa en China está severamente restringida. Según Reporteros Sin Fronteras, el país ocupa el puesto 179 de 180 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa de 2023, solo por delante de Corea del Norte. Las autoridades ejercen un control estricto sobre los medios de comunicación, y los periodistas que intentan informar de manera independiente enfrentan hostigamiento, detenciones y, en algunos casos, largas penas de prisión.
Un ejemplo notable es el caso de Zhang Zhan, una periodista ciudadana que fue condenada a cuatro años de prisión en 2020 por informar sobre el brote de COVID-19 en Wuhan. Su detención refleja la intolerancia del gobierno hacia la cobertura no oficial de eventos sensibles.
Restricciones a la sociedad civil y derechos humanos
El gobierno chino ha intensificado la represión contra activistas, abogados y defensores de los derechos humanos. Organizaciones no gubernamentales enfrentan obstáculos legales y administrativos que dificultan su funcionamiento. Además, las autoridades han detenido y condenado a numerosos activistas por cargos vagos como «subversión del poder del Estado».
En la región de Xinjiang, se estima que más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas han sido detenidos en centros de «reeducación». Informes de organizaciones de derechos humanos señalan que estas detenciones están acompañadas de trabajos forzados, vigilancia masiva y campañas de asimilación cultural.
Prohibiciones culturales y religiosas
Las autoridades chinas también han impuesto restricciones a prácticas culturales y religiosas. En Xinjiang, se han prohibido ciertas manifestaciones del islam, como el uso de velos y barbas largas. En el Tíbet, las actividades religiosas están estrictamente controladas, y las imágenes del Dalai Lama están prohibidas.
Impacto en la comunidad internacional
Las políticas de represión y censura de China han generado críticas a nivel internacional. Sin embargo, la influencia económica y política del país ha llevado a que muchos gobiernos y empresas adopten una postura cautelosa al abordar estos temas. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional continúan denunciando las violaciones de derechos humanos en China y abogan por una mayor presión internacional para promover reformas.