Kagan juramenta como la cuarta mujer juez en la historia del Tribunal Supremo de EE.UU.

Kagan juramenta como la cuarta mujer juez en la historia del Tribunal Supremo de EE.UU.
. EFE/Archivo

Elena Kagan juramentó hoy como la cuarta mujer juez en la historia del Tribunal Supremo de EE.UU., un cargo vitalicio desde el que ayudará a resolver disputas en torno a asuntos nacionales como la pena de muerte o la reforma de salud.

Kagan, de 50 años, prestó juramento como la 112 juez del Supremo, en sendas ceremonias presididas por el juez John Roberts, en el edificio de mármol del Supremo, a espaldas del Capitolio.

En la primera ceremonia, realizada en privado junto a familiares, Kagan juró defender la Constitución, algo requerido de todo funcionario público, y en la segunda, ante el chirrido de cámaras y la presencia de periodistas, prometió imparcialidad desde el estrado.

Imágenes de televisión captaron cuando, en el segundo juramento y con la mano izquierda sobre la Biblia, Kagan prometió «administrar la justicia» con imparcialidad y otorgar igualdad de derechos «a pobres y ricos».

«Felicidades», le dijo Roberts con un apretón de manos al concluir la ceremonia, puntualizada por una ovación de amigos y familiares.

Roberts dijo que Kagan podrá «comenzar a trabajar cuanto antes» pero habrá una ceremonia formal de investidura el próximo 1 de octubre, tres días antes del nuevo período de sesiones del Supremo.

Kagan, hasta hace unas horas la representante legal del Gobierno ante esta corte, fue confirmada por el Senado el jueves pasado, con 63 votos a favor y 37 en contra.

Su ascenso a la máxima corte de EE.UU. estuvo asegurado desde el principio, pese a que casi todos los republicanos votaron en su contra. Al final, cinco republicanos rompieron filas con su bancada y la apoyaron, y sólo un demócrata, el senador Ben Nelson, de Nebraska, votó en su contra.

La mayoría de los republicanos argumentó que Kagan carecía de experiencia como juez y expresó temor de que ésta intentará imponer un «activismo político» a favor de causas como el derecho al aborto, el control de armas y la defensa del derecho de los homosexuales.

Pero Kagan logró el apoyo de influyentes grupos dentro y fuera de los círculos legales del país. Tanto demócratas como grupos afines citaron el ejemplo de William H. Rehnquist, que asumió el cargo vitalicio hace 38 años sin contar con experiencia alguna como juez.

También destacaron su extensa trayectoria como abogada privada, representante legal de la Casa Blanca, decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, y abogada del Gobierno ante el Supremo.

Kagan hizo historia hoy no sólo como la cuarta mujer juez en el Supremo desde la creación del sistema judicial federal en 1789, sino porque también será la primera vez que un tercio de los nueve magistrados del tribunal son mujeres.

Así, Kagan, la más joven del grupo, se sumará a las jueces Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor, ésta última la primera candidata del presidente Barack Obama -y primera latina en el Supremo-, que fue confirmada en agosto de 2009.

Sandra Day O’Connor, ahora jubilada, rompió la barrera del género en 1981, cuando fue designada por el entonces presidente Ronald Reagan y fue confirmada como la primera mujer en la historia del Supremo, donde permaneció hasta enero de 2006.

Kagan fue designada por Obama el pasado 10 de mayo para sustituir al juez John Paul Stevens, quien mantuvo una tendencia progresista y que se jubiló en junio después de más de 34 años de servicio en la máxima corte del país.

Según observadores, el desembarco de Kagan no alterará el actual balance filosófico de la corte y, por su edad, tendrá al menos cuatro décadas para dejar su impronta en asuntos de gran envergadura para la vida nacional.

En su próxima sesión, el Tribunal Supremo, considerado como el «máximo árbitro» en asuntos constitucionales, tendrá ante sí casos relacionados, por ejemplo, con la pena de muerte, discriminación por género, y la disputada deportación de un inmigrante somalí acusado de un delito grave.

Otros casos que podrían llegar a las puertas del Supremo incluyen la prohibición de matrimonios homosexuales en California, una ley que criminaliza a los inmigrantes indocumentados en Arizona, y la reforma de salud promulgada este año.

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