El primer preso de Guantánamo juzgado en EE.UU. es condenado a cadena perpetua

El primer preso de Guantánamo juzgado en EE.UU. es condenado a cadena perpetua
Imagen sin fechar facilitada por el FBI que muestra a Ahmed Khalfan Ghailani, un ciudadano tanzano detenido en Pakistán en el año 2004. EFE/Archivo

Ahmed Khalfan Ghailani, primer preso de Guantánamo en afrontar un juicio civil en EE.UU., fue condenado hoy a cadena perpetua, pese a haber sido absuelto de todos los cargos que se le imputaban, salvo de uno, por su participación en los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.

Durante una vista celebrada hoy en el Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York, el juez Lewis Kaplan anunció su sentencia contra el tanzano de 36 años, al que denegó la petición de indulgencia que había presentado su defensa.

«Hoy se ha hecho justicia en el Tribunal Federal de Manhattan. Ahmed Ghailani es un despiadado terrorista asesino y un agente de Al Qaeda, y ahora va a pasar el resto de su vida en prisión», aseguró hoy el fiscal Preet Bharara tras conocerse la sentencia.

En una declaración escrita añadió: «Como dijimos en la corte el día en que comenzó el juicio, Ghailani fue un miembro vital de la célula terrorista de África Oriental que asesinó a 224 personas inocentes y causó miles de heridos en los atentados. Doce años y medio después de los devastadores y despreciables ataques, pagará por sus crímenes».

Esta condena a cadena perpetua es por el único delito por el que Ghailani no fue absuelto: conspirar para atentar contra edificios y propiedades gubernamentales, que conlleva una pena mínima de 20 años y una máxima de prisión de por vida.

Este fue el único delito por el que el detenido fue hallado culpable el pasado noviembre, ya que, tras cinco días de deliberaciones, el jurado decidió absolverlo de los otros 285 cargos que se le imputaban.

La absolución de todos esos delitos, que incluían asesinato y conspiración para matar a estadounidenses y para usar armas de destrucción masiva, se debió a que las pruebas para acusarlo se habían obtenido durante duros interrogatorios en instalaciones de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y no se le ofreció el servicio de un abogado ni se le leyeron sus derechos.

La organización terrorista Al Qaeda reclamó la autoría de la colocación de explosivos ante las representaciones diplomáticas estadounidenses en Kenia y Tanzania el 7 de agosto de 1998, en los que murieron doce estadounidenses y hubo más de 4.000 heridos.

Al inicio del proceso judicial, el pasado octubre, el fiscal dijo al jurado que Ghailani colocó el camión con explosivos «porque se había comprometido con Al Qaeda a un objetivo: Matar estadounidenses».

Durante el juicio, que se prolongó por cuatro semanas, la acusación particular y la Fiscalía pretendieron probar que Ghailani perteneció a ese grupo terrorista y ayudó a comprar el camión que se utilizó para atentar en la embajada de Tanzania, así como los materiales explosivos empleados en ambos ataques.

El acusado fue detenido en Pakistán y recluido en julio de 2004 en un centro secreto de la CIA, donde pasó dos años. Después fue trasladado a Guantánamo, donde permaneció encarcelado otros tres años más, hasta que en 2009 fue llevado a Nueva York.

La defensa de Ghailani ha insistido desde el inicio del proceso en su inocencia, argumentando que sólo ayudó a algunos amigos que él creía que eran empresarios y no personas involucradas con una red terrorista, además de señalar que nunca fue a campamentos para adiestrarse como terrorista ni pertenece a Al Qaeda.

Sin embargo, el juez Kaplan reiteró que el acusado ha demostrado que era consciente de lo que hacía y participó en la planificación de los ataques.

Además, aseguró que los atentados causaron mucho más daño que el que él pudiera haber sufrido durante los interrogatorios en las prisiones secretas de la CIA y en Guantánamo.

Por su parte, el fiscal reconoció que ha sido un «caso difícil», pero insistió que el objetivo siempre ha sido «velar por que recibiera el castigo que merecía».

Según detalló, «agentes del FBI han dedicado años de sus vidas a este caso, viajando por todo el mundo, entrevistándose con cientos de testigos y reuniendo pruebas».

«Si bien no podemos dar marcha atrás al reloj y volver a escribir este trágico fragmento de la historia, esperamos que la sentencia de hoy para este brutal terrorista proporcione al menos cierto grado de confort y cierre para las víctimas supervivientes y los allegados de los fallecidos», añadió Bharara.

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