Está ahora dispuesto a permanecer las 24 horas del día en la casa de su hija en Manhattan y a llevar adherido a su cuerpo un dispositivo electrónico
Lo de Strauss-Kahn huele que apesta. No se asusten; porque no me voy a sumar a la disparatada tesis de Salvador Sostres, quien sostiene que los hombres solos a los que se les presume cierto poder adquisitivo son como golosinas para algunas camareras.
Tampoco a la teoría de la conspiración que desgrana el economista Niño Becerra. Todo el mundo, con una pizca de sentido común, sabe que si camina como un pato, canta como un pato y tiene plumas como un pato, suele ser un pato.
Que el todavía director del FMI intentó beneficiarse a la camarera del Hotel Sofitel, era más que evidente, mucho antes de que el correoso Benjamín Brafman, filtrara que la defensa alegará que en la suite hubo «sexo consentido».
Queda por dilucidar, y será complicado, hasta qué momento y que variantes sexuales «consintió» la guineana Ophelia., que en realidad se Nafissatou Diallo y a la que la defensa planea apretar, cuestionando su credibilidad y poniendo sobre el tapete que vive en una casa a la que no tiene derecho y que mintió para obtenerla.
Dando por sentado que uno o una puede decir «no» en cualquier instante y que un «no» es un «NO», coincidirán conmigo que no cuadra la versión del magnate que emerge en cueros del baño y se abalanza sobre la chica.
Los periodistas nos hemos ido de morros y hemos dado por sentados, sin el mínimo ejercicio crítico, una retahíla de datos, que contribuyen a condenar al «depravado».
¿De dónde salió lo de la suite de 3.000 dólares? He intentado reservar por Internet la habitación más cara del Sofitel y no he encontrado ni una cuya tarifa supere los 600.
¿Antecedentes por intento de violación? La funcionaria húngara reconoce que se acostaba con el jefe, pero que lo hacía por interés y no por gusto.
¿No mosquea que la bella periodista tarde 9 años en contar que se le tiró encima? No hay que descartar que Strauss-Kahn sea un sátiro más culpable que Judas, pero que alguien explique lo del sexo oral consumado, sin violencia física ni arma por medio. Veremos qué pasa este viernes en el tribunal.
NOTA.- este artículo se publicó originalmente en ABC
DIMISIÓN, PULSERA ELECTRÓNICA Y ABOGADOS
Dominique Strauss-Kahn ha dimitido como director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante un comunicado distribuido a la prensa, en el que se explica que la decisión tiene efecto inmediato.
Strauss-Kahn subraya que quiere dedicar toda su «fuerza, tiempo y energía en probar su inocencia» en el caso de agresión sexual a una camarera por el que se encuentra en prisión sin fianza, además de «proteger esta institución» a la que ha «servido con honor y devoción».
«Con una infinita tristeza me siento obligado hoy a presentarle al consejo de administración mi dimisión del puesto de director gerente», escribe el político francés en una carta, publicada poco después de la medianoche (seis horas más en la España peninsular) en la página web de la institución con sede en Washington.
«Debo insistir en que niego con toda la firmeza posible las acusaciones que se han levantado contra mí».
Strauss-Kahn, según la nota, fechada el día 18 de mayo de 2011 y con su firma manuscrita, toma esa decisión pensando, en primer lugar, en su esposa -«a la que quiero más que a nada», dice-, sus hijos, su familia y sus amigos.
El ya exdirector del Fondo, de 62 años, aprovecha el escrito para resaltar las «grandes cosas» conseguidas durante los más de tres años «con sus colegas» en la institución.
«Quiero especialmente -especialmente- dedicar toda mi fuerza, mi tiempo y energía en probar mi inocencia», concluye el hasta hace poco favorito a ganar las elecciones presidenciales francesas.
Para afrontar la larga batalla legal que le espera, el primer objetivo de su equipo legal es lograr que salga de la dura prisión neoyorquina de Rikers Island, donde ya ha pasado tres noches. Para ello, los abogados de Strauss-Kahn han conseguido una nueva comparecencia hoy ante el juez para solicitar nuevamente la libertad bajo una fianza de un millón de dólares y estrictas condiciones de vigilancia, lo que podría conseguir la aprobación de la fiscalía.
Strauss-Kahn, que ya ha entregado su pasaporte y un permiso de viaje especial emitido por Naciones Unidas para figuras destacadas de organizaciones internacionales, está ahora dispuesto a permanecer las 24 horas del día en la casa de su hija en Manhattan y a llevar adherido a su cuerpo un dispositivo electrónico que permita que sus movimientos sean seguidos por la policía.