En la lista, la Casa Blanca no incluyó a Zapatero, a pesar del contigente español que existe en Afganistán
Un total de 10.000 soldados estadounidenses abandonarán Afganistán entre el próximo mes de julio y final de año, cifra a la que se sumarán otros 23.000 antes de septiembre de 2012.
Así lo anunció Barack Obama la madrugada de este jueves 22 de junio de 2011, en un esperado discurso televisado desde la Casa Blanca.
«Este es el principio, no el final, de nuestro esfuerzo por terminar esta guerra y de que Estados Unidos pueda centrar su atención y recursos en superar la crisis económica. América, es tiempo de poner la atención en construir el país aquí, en casa».
PESO ECONÓMICO
Desde que en 2001 se produjo la invasión de Afganistán, EE.UU. ha gastado en esa guerra y en la de Irak un total de 1.300 billones de dólares (900.000 millones de euros).
Solo la factura por el conflicto afgano supone este año una sexta parte del PIB estadounidense, al alcanzar un máximo de 120.000 millones de dólares (83.000 millones de euros) en el presente ejercicio fiscal.
La persistencia de la crisis económica ha hecho que el comienzo de la retirada, que Obama ya situó en 2011 poco después de llegar a la presidencia, no sea únicamente un requerimiento político sino también financiero.
Por tanto, doblemente electoral, cuando en 2012 se celebren los comicios presidenciales.
CALENDARIO DE SALIDA
La retirada quedará concluida a finales de 2014, aunque el presidente norteamericano no precisó qué contingente de los restantes 68.000 soldados -en la actualidad hay 101.000- permanecerá en el país en labores de adiestramiento de las fuerzas afganas y misiones antiterroristas.
«Después de esa inicial reducción, nuestras tropas continuarán volviendo a casa a un paso constante a medida que las fuerzas de seguridad afganas toman el mando. Nuestra misión pasará de ser de combate a ser de apoyo. Hacia 2014, el proceso de transición será completado y los afganos serán responsables de su propia seguridad».
La cifra de 33.000 soldados que saldrán en los próximos catorce meses corresponde a los refuerzos que Obama se comprometió a envir a Afganistán a finales de 2009. Ese incremento de un tercio de la fuerza total buscaba girar una situación prolongadamente adversa.
Los refuerzos se destinaron a las provincias sureñas de Helmand y Kandahar, donde en los últimos dieciocho meses se han registrado importantes victorias sobre los talibanes.
«Comenzamos esta retirada desde una posición de fuerza. Al Qaida está bajo más presión que nunca desde el 11-S», continuó el presidente estadounidense. Obama aseguró que la información encontrada a Bin Laden demuestra que éste estaba «preocupado» por la imposibilidad de Al Qaeda de reemplazar a sus jefes que habían sido muertos.
En su discurso de diez minutos, primero Obama trató a Pakistán como país socio, «junto con el que Estados Unidos ha eliminado más de la mitad de los mandos de Al Qaida». Pero pronto pasó a palabras de advertencia.
«Por supuesto, muestros esfuerzos se dirigirán contra los puertos seguros de Pakistán. Ningún país está tan en peligro por la presencia de extremistas violentos, por lo que continuaremos presionando sobre Pakistán para aumentar su participación en asegurar un futuro más pacífico para la región».
ZAPATERO NI EXISTE EN LA CASA BLANCA
En relación a Libia, expresó el compromiso de «seguir apoyando a los aliados en la protección del pueblo libio y darle la oportunidad de que determine su destino».
Obama puso 22 de junio de 2011 al corriente de esta decisión al presidente Karzai, de Afganistán, y al de presidente Zardari, de Pakistán, así como al secretario general de la OTAN y a los principales socios europeos.
Obama llamó por teléfono al británico Cameron, al francés Sarkozy y a la alemana Merkel. En la lista, la Casa Blanca no incluyó a Zapatero, a pesar del contigente español que existe en Afganistán.