La aparición pública de la camarera en la cadena ABC y en el semanario «Newsweek» ha sido recibida en medios jurídicos como una maniobra inusual y muy arriesgada
Ante las cámaras de la ABC y en las páginas de «Newsweek», Nafissatou Diallo, inmigrante guineana de 32 años y ex camarera del Sofitel supuestamente atacada sexualmente por Dominique Strauss-Kahn, enseñó la pasada semana por primera vez su rostro y contó su versión de lo ocurrido.
Con ello, Diallo se arriesgaba a entrar en contradicción con sus relatos previos y algo de eso ha ocurrido. Aunque la película de los hechos viene a ser siempre la misma, ante los periodistas la mujer dijo haber intercambiado algunas palabras con Strauss-Kahn, cuando hasta ahora mantenía que no habían hablado.
Esas entrevistas se interpretan como la última baza para presionar sobre la Fiscalía de Manhattan a que siga adelante con el caso.
Y este 27 de julio de 2011, después de haber contado detalladamente a la prensa lo que según ella ocurrió en el hotel Sofitel de Nueva York el 14 de mayo y con la impresión de que la Fiscalía está a punto de tirar la toalla, la limpiadora que acusa de intento de violación al ex director del FMI, fue llamada a declarar por Vance, el fiscal de Manhattan.
A comienzos de julio el New York Times reveló que la guineana había mantenido, al día siguiente de la agresión de la que afirma haber sido víctima, una conversación telefónica con un amigo encarcelado en Arizona por asuntos de drogas.
Nafissatou Diallo habría declarado:
«Este tio tiene mucho dinero, yo sé lo que me hago».
Esa frase, más que otras contradiciones, como lo que hizo al salir de la habitación de DSK o lo que le dijo a este, o sus papeles para entrar en EEUU o la razón por la volvió al cuarto y tardó tanto en denunciar, centraron la charla con el fiscal.
UNA VERSIÓN DIFÍCIL DE TRAGAR
Con la falta de tapujos que le caracteriza y poniendo por escrito y sin ambages, lo que algún otro ya ha insinuado en televisión y radio, Salvador Sostres sostiene en el diario El Mundo que lo que ha contado la camarera a Newsweek o la cadena ABC, no tiene pase.
La columna de Sostres se titula «Su sexo en mi boca» y entre otras cosas dice:
Los hombres sentimos un enorme afecto por nuestro pene. Tenemos una con él relación personal y le profesamos un cariño insobornable de viejo camarada.
Por eso las explicaciones que ha dado la camarera de Strauss-Khan -«me puso su sexo en mi boca»- vienen a confirmar la inocencia del político francés. Ningún hombre con un mínimo instinto de conservación pondría su sexo en una boca hostil a menos que tuviera una pistola o un arma contundente con que amenazar a la chica.
Ni en los años más sórdidos de nuestra juventud, cuando el impulso vital empujaba tanto, pusimos jamás a nuestro pene en una situación de peligro, y por muy necesitados que anduviéramos, evitamos siempre las bocas con ortodoncia o de acibarada dentadura.
Me cuesta mucho trabajo creer que DSK forzara oralmente a la camarera, porque la camarera, en legítima defensa, podría haberle mordido hasta arrancarle el miembro de cuajo. Es lo mínimo que yo haría si me pusieran en la boca algo que no es de mi agrado. ¡Ñac!
La propaganda feminista es tan asfixiante que ningún diario serio ha reaccionado ante las palabras de la camarera. ¿Cómo puede ser que alguien la crea? ¿Qué hombre arriesgaría la integridad de su miembro introduciéndolo a la boca de una camarera en el contexto de una violación?
No me preocupa que una camarera mienta, me preocupa que nos hayamos vuelto tan vulnerables y tan débiles ante el rodillo del feminismo, y tan incapaces de reaccionar ante una mentira tan evidente.
El caso no está cerrado, y si me equivoco no tendré ningún inconveniente en reconocerlo. Pero me parece que de lo único que se puede acusar al señor Strauss-Khan es de no haber dejado propina.
No es la primera vez que un texto de Sostres para el periódico de Pedrojota Ramírez se convierte en objeto de polémica.
El caso más conocido fue el artículo «Un chico normal», dedicado a un joven rumano que había asesinado a su novia y publicado el 7 de abril de 2011.
Dicho escrito fue retirado del sitio web de El Mundo ante la oleada de protestas y Leire Pajín lo utilizó para atacar con dureza desde su blog al columnista, al diario de Unidad Editorial y, de paso, dar lecciones de periodismo –Leire Pajín da lecciones de periodismo en su blog-.
LA REUNIÓN CON EL FISCAL
La acusadora del ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn acudió a su cita de este miércoles en la Fiscalía de Nueva York acompañada de su abogado, Kenneth Thompson.
Al termino del encuentro, el letrado afirmó a la prensa que la reunión fue «bien» y que pudieron aclarar una conversación telefónica de su cliente con un hombre preso en Arizona un día después de la supuesta agresión, según detalla el New York Post.
Thompson, que dijo que Diallo podría ofrecer mañana su primera rueda de prensa, añadió que hubo un error de traducción sobre el contenido de la conversación en la que su cliente decía: «No te preocupes, este hombre (DSK) tiene mucho dinero».
En sus declaraciones del pasado fin de semana, la exempleada del lujoso hotel neoyorquino en el que supuestamente DSK la agredió, confesó sentirse dolida por quienes dijeron que era una «prostituta» y lamentó que en pocas horas haya pasado de víctima a acusada.
La última vista del caso contra DSK sufrió el martes un nuevo aplazamiento hasta el 23 de agosto, fecha en la que el exministro de Economía francés tendrá que presentarse ante el juez Michael Obus para determinar el futuro de este proceso, que se ha visto debilitado después de que la Fiscalía indicara hace unas semanas que tenía dudas sobre la credibilidad de Diallo.
Los letrados de DSK, William Taylor y Benjamin Brafman, dijeron el martes que entienden que la Fiscalía siga adelante con la investigación y que confían en que para el 23 de agosto se alcance un acuerdo para «retirar» los cargos contra su cliente.
También calificaron de intento de «distracción desesperado» las entrevistas concedidas por Diallo.
DSK, de 62 años y casado con la experiodista francesa Anne Sinclair, fue detenido el 14 de mayo en el aeropuerto neoyorquino John F. Kennedy, cuando ya estaba sentado en un avión que lo iba a trasladar a París.
Strauss-Kahn, de 62 años, está desde el primero de julio en libertad condicional sin fianza después de que la Fiscalía de Manhattan diese a conocer que en su investigación había encontrado elementos que erosionaban la credibilidad de la inmigrante guineana de 32 años que lo acusaba por presunta agresión sexual e intento de violación.
Ese día, el juez Obus determinó que se le levantara el arresto domiciliario y se le devolviera la fianza de un millón de dólares y el aval bancario por otros cinco millones que depositó unas semanas antes para salir de la cárcel neoyorquina de Rikers Island.
Desde entonces, el antiguo titular del FMI puede viajar por Estados Unidos, pero no se le permite salir del país.