El 2,2% de la fuerza militar de EEUU es homosexual.
Los homosexuales estadounidenses ya no tendrán que esconder su condición en el Ejército. La ley conocida como Don’t ask, don’t tell (No preguntes, no digas), que entró en vigor en 1993 con Bill Clinton como presidente y dejaba servir a homosexuales únicamente cuando no contaran su orientación sexual, expiró a medianoche de ayer dando paso a una «nueva era» en las Fuerzas Armadas, según fuentes del Pentágono.
«Hoy hemos dado otro gran paso para mantener a nuestras Fuerzas Armadas como las mejores del mundo y para cumplir los ideales fundacionales de nuestro país», aseguró ayer el presidente Barack Obama. También alabó a todos los que han luchado por este cambio y dijo que ahora «los patriotas ya no tienen que mentir acerca de lo que son con el fin de servir al país al que aman».
El portavoz del Pentágono, George Little, matizó que llevan varios meses preparando al personal militar para el cambio. «Estamos preparados. La gente sabrá exactamente qué hacer», señaló. El Congreso aprobó en diciembre la ley para derogar esta política discriminatoria. Aun así, la firma de Obama se retrasó hasta el 23 de julio a petición del Pentágono, que solicitó tiempo «para preparar a las tropas para la llegada de compañeros abiertamente homosexuales».
70.500 homosexuales
Según el Instituto Williams de la Universidad de California (Los Ángeles), hay más de 70.500 homosexuales en activo y en la reserva, es decir, el 2,2% de la fuerza militar de EEUU. La Red de Defensa Legal de los Miembros en Servicio calcula que desde 1993 más de 14.500 homosexuales han sido expulsados del Ejército.
Y ayer, solo un minuto después de que se revocara la prohibición, el teniente de la Marina Gary Gross se convertía en el primer militar homosexual casado en EE UU.