El presidente Barack Obama hizo bromas esta noche a costa de su propio envejecimiento desde que llegó a la Casa Blanca, y bromeó sobre sus rivales republicanos durante la Cena Anual de Corresponsales.
Se trata de una cena distendida y nada barata –el cubierto cuesta 225 dólares (unos 170 euros)- en la que se otorgan premios a la profesión y en la que el presidente y su anfitrión, normalmente un presentador de un late show, pronuncian discursos irónicos y en clave de humor, en los que se repasa de manera relajada la actualidad política y la cobertura de los medios de comunicación.
Más de 2.300 personas se congregaron este 28 de abril de 2012 en el gran salón del Hotel Hilton para homenajear a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, en el 50 aniversario de la primera de estas cenas en las que se aceptó la presencia de mujeres.
La gala, originalmente dominada por periodistas, se ha convertido a lo largo de los años en un desfile de artistas de cine, televisión, música y de la prensa.
Al más puro estilo Club de la Comedia, el presidente ironizó acerca de su lugar de nacimiento, en un guiño al Partido Republicano que en ocasiones cuestiona que fuera en EE UU; del reciente escándalo del Servicio Secreto en Cartagena de Indias (Colombia); de su más que probable contrincante en las elecciones presidenciales, Mitt Romney, a cuenta de sus respectivas mascotas y, sobre todo, acerca de sí mismo.
Obama comnezó su intervención con su voz en off desde el cuarto de baño, con sonido de cadena de wáter incluido, tarareando una canción, algo a lo que cada vez es más aficionado, y preguntándose qué hacía en esa gala teniendo que presentar al humorista Jimmy Kimmel -el anfitrión de este año- y compartiendo cena con Kim Kardashian -«¿Por qué es famosa Kim Kardashian?, bromeó- Ya en el estrado, ironizó sobre su imagen comparando la que tenía en 2008 cuando llegó a la Casa Blanca -mostrando una foto suya sonriente-, con su aspecto actual, -enseñando una fotografía en la que aparece cabizbajo-, y con la que tendrá dentro de cuatro años, -con una foto del actor Morgan Freeman-.
«Necesito un cigarrillo», dijo Obama, quien repetidas veces ha asegurado que ha dejado de fumar.
De regreso al escenario, Obama recordó como «aniversario histórico» el casi año transcurrido desde que un pelotón de fuerzas especiales mató en Pakistán al jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden.
«En ese mismo fin de semana, hace un año, hicimos justicia a uno de los individuos más notorios del mundo», dijo Obama.
Después en las grandes pantallas de vídeo instaladas en la sala apareció una foto del magnate Donald Trump. En la cena del año pasado el presidente hizo bromas a costa de Trump y sus reiterados cuestionamientos acerca del sitio donde nació Obama.
Obama saludó la presencia en la sala de algunos legisladores republicanos en el Congreso y, refiriéndose a la obstrucción que ese partido ha ofrecido a todas las iniciativas presidenciales comentó que esos políticos «pudieron tomarse esta noche un descanso de su esfuerzo por no aprobar leyes».
«Mis adversarios de la derecha constantemente expresan sus temores acerca de una ‘agenda secreta’ si gano un segundo mandato en la Casa Blanca», dijo Obama. «Y tienen razón, hay una agenda secreta. Voy a decirles algunas cosas que haré».
«Una de las cosas que haré en un segundo término», dijo Obama, «será promulgar nuevamente la reforma del sistema sanitario».
Después de casi 20 minutos de bromas, Obama dijo a la audiencia que tenía otras muchas en su guión «pero, a decir verdad, tengo que consultarlas con el Servicio Secreto antes de que les caiga el nuevo toque de queda».
El gobierno ha aprobado normas de conducta más estricta para los miembros del Servicio Secreto, después de que varios agentes se involucraron en un escándalo con prostitutas en Cartagena (Colombia), poco antes de la reciente Cumbre de las Américas.
Obama terminó su presentación, en tono serio, elogiando el papel de los periodistas y enfatizando que en ocasiones como las de esta noche «prevalece y compartimos la libertad de expresión sobre nuestras diferencis».
El comediante Jimmy Kimmel, que siguió a Obama en el podio, comenzó su actuación saludando al presidente «Salam», probablemente en una alusión al saludo musulmán salam alaikum, y las constantes suspicacias de ciertos sectores derechistas en EE UU de que su presidente es musulmán.
Kimmel dijo que continuaría con algunas bromas sobre el Servicio Secreto, y dirigiéndose a Obama le bromeó: «Si eso no es adecuado, señor presidente, por favor cúbrase las orejas, si eso es posible».
Un rasgo de Obama que es favorito entre los caricaturistas es el tamaño de sus orejas.
Entre las personas que asistieron a la cena estuvieron el chef español José Andrés; el jefe de la Representación de la Unión Europea en EE UU, embajador João Vale de Almeida; el cineasta Steven Spielberg, el actor George Clooney, la cantante Lindsay Lohan, y la actriz Viola Davis, que este año ganó un Oscar por su papel en la película «The Help».