Al menos 13 de las víctimas han tenido que ser sometidas a operación para amputar extremidades
Primero conocimos a Martin Richard, un niño de ocho años. El crío esperaba anhelante, con un cartel escrito por el mismo, que llegará su padre sudoroso a la línea de meta para ser el primero en abrazarle.
Nunca lo pudo hacer. Murió tras ser alcanzado por las bombas que estaban colocadas en los cubos de basura, que causaron 176 heridos, muchos de ellos con amputaciones.
Martin tenía al lado a su madre, a su hermano y a su hermana. La niña, que acaba de cumplir seis años, ha perdido una pierna. La madre se encuentra gravemente herida.
El padre, que resultó ileso como el otro niño, ha enviado un comunicado a los medios para dar las gracias a aquellos que le habían expresado sus condolencias.
«Agradecemos a nuestra familia y amigos, a aquellos que conocemos y a aquellos que nunca conoceremos, sus pensamientos y oraciones. Os pido que continuéis rezando por mi familia mientras que nosotros recordamos a Martin».
Richard también ha pedido «paciencia y privacidad» mientras intentan recuperase del duro golpe que ha supuesto la pérdida del pequeño.
La familia vive en un barrio de Boston Dorchester, donde el padre de Martin, apodado Bill, es conocido como un líder popular de la comunidad.
El pequeño Martín es la víctima mortal más conocida de la carnicería de Bostón, pero no la única.
También murió en el atentado Krystle Campbell, una joven de Boston de 29 años. La tercera víctima es un estudiante chino del que a petición de la familia, no se van a facilitar datos, según fuentes de la embajada china.
Poco antes, la Universidad de Boston informó de que una de las tres víctimas mortales era un estudiante de este centro, pero tampoco quiso precisar su identidad porque no tenía el consentimiento de la familia.
Otro ciudadano chino ha resultado herido y se encuentra estable después de haber sido intervenido quirúrgicamente, según el comunicado.
Miles de ciudadanos chinos han expresado sus condolencis:
«El terrorismo no conoce fronteras. Las víctimas no se limitan a una sola nación. Juntos condenamos, juntos guardamos el luto».
Una hija ejemplar
Patricia Campbell llora la muerte de su hija y explica a ‘The Boston Globe‘:
«Era una hija ejemplar y una gran trabajadora Esto no tiene sentido».
Su abuela comenta:
«Siempre tenía tiempo para la familía. Era de esas personas que siempre estaba haciendo algo bueno por alguien. Cuando me puse enferma, se mudó a mi casa y me cuidó durante dos años, tras una operación complicada».
El comisario de la Policía de Boston, Ed Davis, ha explicado ante la prensa que las explosiones se produjeron sin previo aviso en torno a las 14.50 (hora local) del lunes, de forma simultánea y a escasas decenas de metros de distancia en la calle Boylston. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha informado de que las autoridades federales están investigando el atentado como un «acto terrorista».
Según las autoridades médicas, los heridos han sido atendidos en once hospitales de toda el área de Boston, y al menos 13 de las víctimas tuvieron que ser sometidas a operación para amputar extremidades.