Se coge unas trompas de espanto al salir de misa o en cualquier momento por culpa de un exceso de levadura en sus intestinos
Su mujer estaba de él hasta las narices. El pobre hombre, de 61 años de edad y del que no ha trascendido su identidad, vive en Texas (EEUU), y hasta hace poco todos sus familiares y vecinos le tenían por un alcohólico de cuidado que no quería reconocer su problema.
Y nada más lejos de la realidad, aunque no es de extrañar que levantara toda clase de suspicacias, ya que se agarraba unas trompas de padre y muy señor mío en cualquier momento del día, ya fuera tras comulgar en misa o simplemente dando un paseo. El misterio era cómo lo hacía, porque nadie le veía empinar el codo, y menos que se ‘dedicara’ a darle a la cerveza, ya que apestaba de lo lindo a ella.
AL HOSPITAL DE CABEZA
Tal y como da cuenta ahora ‘Fox News‘, el presunto beodo decidió por fin un buen día acercarse hasta el Hospital Panola College de Carthage ya que no se podía poner siquiera en pie, en la reseñada ciudad, donde le diagnosticaron una tajada de espanto: multiplicaba por 5 el límite legal de consumo de alcohol, aunque declaró no haber bebido absolutamente nada.
La mayoría de los médicos no creyeron su versión y consideraron que era alcohólico aunque no lo reconociera, pero finalmente se decidieron a resolver qué pasaba ya que se echó a llorar como un niño jurando que no bebía cerveza -muchos se creyeron que la llantina era producto de la mona-.
La jefa de enfermería del Panola College de Carthage, Texas, afirma que «su mujer estaba tan consternada por ello que llegó incluso a comprar un alcoholímetro para controlarle».
AISLADO
Una vez aislado en una habitación de hotel durante 24 horas, alimentado con comida rica en carbohidratos y nada de alcohol, el gastroenterólogo Justin McCarthy llegó a una conclusión: tras observar sus análisis de sangre que afirmaban la presencia de alcohol, concluyó que el paciente padecía una extraña enfermedad conocida como ‘Saccharomyces cerevisiae’, o ‘síndrome del emborrachamiento automático’.
Esta enfermedad se produce debido a un exceso de la levadura de cerveza en el intestino del paciente, que actúa como «cervecería interna». Cada vez que el hombre consumía almidón, presente en la pasta o en las bebidas gaseosas, la levadura fermentaba los azúcares en etanol, emborrachandole sin que él se diera cuenta.