Dos guardias de la prisión falsificaron los registros de su vigilancia en las horas previas a la muerte
Ariel Castro, el hombre que mantuvo secuestradas a tres jóvenes en el interior de su casa de Cleveland durante más de una década para violarlas y vejarlas, podría no haberse suicidado en su celda tal y como informaron las autoridades penitenciarias, si no que podría haber muerto practicando ‘autoasfixia erótica’.
Esta técnica persigue lograr el placer sexual cortando la entrada de aire en los pulmones y provocando un estado de semi inconsciencia durante la actividad sexual o la masturbación.
RAZONES DE PESO
El tabloide británico ‘Daily Mail‘ informa de nuevos datos que invalidan la hipótesis del suicidio. En primer lugar, Ariel Castro nunca dejó una nota de suicidio, en segundo lugar, un informe del departamento de rehabilitación de Ohio asegura que apareció en su celda con los calzoncillos y los pantalones por los tobillos.
Falsificaron los registros
La investigación del Departamento Correccional de Ohio concluye también que dos guardias de la prisión falsificaron los registros de su vigilancia a Castro en las horas previas a su muerte.
Los vídeos de la prisión mostraron que esos guardias se saltaron al menos ocho de las revisiones que debían hacer cada media hora a la celda de Castro en la tarde anterior a su fallecimiento.
NO CONTABA CON PROTECCIÓN
Castro, de 53 años, estaba bajo vigilancia estrecha en prisión, pero no contaba con protección frente al suicidio. Su abogado, Craig Weintraub, denunció en su momento que las autoridades penitenciarias rechazaron una petición para que un psicólogo forense examinara las «tendencias suicidas» de Castro.
En agosto, Castro había sido condenado a cadena perpetua sin libertad condicional por el cargo de homicidio agravado por golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto.
Por el resto de los casi 1.000 cargos que afrontaba, entre ellos cientos por violación, recibió varias sentencias consecutivas que sumaban otros 1.000 años más en prisión.
Las tres mujeres, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús, fueron secuestradas por Castro en los años 2002, 2003 y 2004, y recuperaron la libertad el pasado 6 de mayo cuando, en un descuido de su captor, una de ellas logró escapar y pedir auxilio a gritos.
En la casa de Cleveland donde las tres estuvieron cautivas fue hallada también una niña de seis años, hija de Berry y fruto de los abusos de Castro.