Activistas de derechos humanos en EEUU piden ahora un nuevo juicio "para limpiar su nombre"

Ejecutan a un niño de 14 años en la silla eléctrica y 7 décadas después resulta que el pobre era inocente

George Junius Stinney, un chico afroamericano de Carolina del Sur, fue acusado de haber matado a dos niñas blancas

Su juicio duró apenas dos horas y el jurado tardó apenas 10 minutos en deliberar

Se han necesitado casi 70 años, que se dice pronto, para intentar impiar el honor de George Junius Stinney, un chico afroamericano de Carolina del Sur, EE.UU, que fue ejecutado en la silla eléctrica en el año 1944 cuando contaba 14 años de edad.

Según da cuenta ‘The Daily Mail‘, fue la persona más joven en la historia registrada en ese país en ser ejecutada, y ahora activistas de derechos humanos han solicitado un nuevo juicio para poner las cosas en su sitio.

Informa por su parte ‘RT‘ que fue declarado culpable en del asesinato de dos niñas blancas después de que la Policía local dijera que el menor confesó el crimen (a pesar de no haberse hallado, hasta la fecha, constancia escrita de su confesión en los archivos policiales).

JUICIO RÁPIDO

El 10 de junio del referido año, menos de tres meses después de que los cuerpos de las víctimas fueran encontrados en una zanja, Stinney murió en la silla eléctrica tras ser declarado culpable en un juicio que duró apenas dos horas, y en el que fue sentenciado por un jurado compuesto exclusivamente por personas de raza blanca que tardaron 10 minutos en deliberar y decidir el veredicto.

A Stinney no se le leyeron sus derechos y su abogado defensor, el comisionado Charles Plowden (a la sazón inmerso en plena carrera por acceder al gobierno local) no llamó a declarar a ningún testigo en su defensa. Solo 84 días después del crimen de las jóvenes Stinney fue ejecutado en una silla eléctrica especialmente diseñada para adaptarse a su pequeño cuerpo.

EN BUSCA DE LA VERDAD

Los activistas y abogados de la firma legal Coffey Chandler Kent & McKenzie, de Carolina del Sur, pretenden reabrir el caso aduciendo poseer nuevas pruebas que evidenciarían la inocencia del menor, según declaraciones juradas de los hermanos vivos del chico que aseguran que el joven se hallaba en su casa con ellos en el momento de los asesinatos.

Según los abogados, los testigos no pudieron testificar en defensa de Stinney durante su juicio ya que el proceso se llevó a cabo de forma «extraordinariamente rápida y en circunstancias irregulares».

«Su alma no está en reposo», declaró Irene Hill, prima segunda de George. «Han pasado casi 70 años ahora, y todavía no hay justicia. No ha habido justicia para George, ni para esas dos chicas, porque sabemos que es inocente».

«Si podemos conseguir que el caso se reabra, podremos ir al juez y decirle: No había ninguna razón para condenar a este niño», dijo el jurista McKenzie. «No había pruebas para presentar al jurado. No hubo ninguna transcripción. Hay que volver a abrir el caso. Esta es una injusticia que necesita ser corregida».

 

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