Tendría un efecto importante en la liquidez mundial en un momento en que grandes economías emergentes, como Brasil y Rusia sufren el efecto de la caída en los precios de las materias primas
Los buenos datos de desempleo conocidos el viernes en Estados Unidos, que acercan al país a la situación del pleno empleo, son un estímulo más que avala una próxima subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed).
Un hecho que fue recogido asimismo por los líderes financieros del Grupo de los 20, es decir, la veintena de economías más desarrolladas del planeta, que se dieron cita el viernes en la ciudad turca de Ankara.
Explica Jose Luis de Haro en ‘El Economista’ este 5 de septiembre de 2015 que sobre la mesa de discusión del G-20, dos asuntos claves: las recientes señales de debilitamiento en China, que han vapuleado a los mercados financieros; y la cuenta atrás para que la Reserva Federal estadounidense inicie su primera subida de tipos en los últimos nueve años.
Haruhiko Kuroda, gobernador del Banco de Japón, dijo en Ankara que un aumento en las tasas de EEUU supondría una señal de normalización y esto implicará «una ventaja para la economía global».
Este mensaje estuvo apoyado por Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas alemán, quien aclaró a los periodistas que el problema en el mundo en estos momentos no es la falta de liquidez.
El G-20 reconoció que «en línea con la mejora económica, el endurecimiento de la política monetaria hará acto de presencia en algunas economía avanzadas», en un mensaje dirigido tanto a la Fed como al Banco de Inglaterra, dos de los bancos centrales listos para imponer la normalización monetaria.
«Calibraremos y comunicaremos claramente nuestras acciones para minimizar los contagios negativos».
Aun así, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, sigue teniéndolo difícil para justificar una acción en uno u otro sentido.
Durante la jornada se conoció el dato de empleo correspondiente al mes de agosto, cuando la mayor economía del mundo generó 173.000 puestos de trabajo, su menor ritmo de creación en los últimos cinco meses.
Al mismo tiempo, la tasa de paro cayó dos décimas, hasta acomodarse en el 5,1%, su menor nivel desde abril de 2008 y a las puertas de lo que se considera el pleno empleo.
Por su parte, la participación laboral se mantuvo en el 62,6% por tercer consecutivo mientras la inflación salarial subió el 0,3% en su tasa mensual.
«Hay datos que apoyan una subida en septiembre», estima Nariman Behravesh, economista jefe de IHS, aunque señala que «las circunstancias han cambiado en el último mes».
La volatilidad proveniente de China y las caídas en las bolsas implican que las condiciones financieras se han endurecido.
«Los mercados están haciendo el trabajo de la Fed y por eso el Comité de Mercados Abierto es menos propenso a subir tipos en septiembre».
Aunque desde Ankara se evitó hacer presión alguna sobre Yellen, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, insistió en que la normalización monetaria en EEUU debería retrasarse hasta la primera mitad de 2016.
Es cierto que una subida de tipos a este lado del Atlántico tendría un efecto importante en la liquidez mundial en un momento en que grandes economías emergentes, como Brasil y Rusia sufren el efecto de la caída en los precios de las materias primas así como el debilitamiento de la demanda china.
Un hecho que también contagia a economías como Canadá o Australia, incluso a Turquía.
Transparencia en tipos
La reunión del G-20 dejó claro que las primeras economías buscan transparencia en los tipos de interés y movimientos cambiarios en medio del frenazo mundial. La reunión se inició caldeada por las declaraciones del secretario del Tesoro de EEUU, Jack Lew, quien exigió responsabilidades a sus homólogos chinos por devaluar el yuan.
Sin embargo, en el borrador del comunicado filtrado por Reuters no se hizo referencia directa al gigante asiático, aunque se aludió a la devaluación competitiva.
«Reiteramos nuestro compromiso de avanzar hacia sistemas de tipo de cambio y flexibilidad cambiaria determinados por el mercado para reflejar los fundamentos subyacentes y evitar desajustes. Nos abstendremos de acometer devaluaciones competitivas y resistir todas las formas de proteccionismo».
Un mensaje implícito destinado hacia Pekín, que lidia con los descalabros bursátiles de sus mercados de renta variable. Algo que ha generado mayor volatilidad de lo esperado.