El presidente de EEUU llora en directo al recordar a las víctimas

El plan de Barack Obama para el control de armas: «Las excusas no valen»

"Igual que evitamos muertes por carretera, evitaremos muertes por armas de fuego"

Sin tapujos, con un mensaje claro y directo y entre lágrimas.

Así ha presentado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, su plan para controlar las armas en un acto en la Casa Blanca que también ha estado cargado de simbolismo.

Presentado por el padre de uno de los niños asesinados en el tiroteo de Sandy Hook y ante la atenta mirada de otras víctimas, como la política Gabby Giffords, ha sentenciado:

«Estamos aquí no para debatir el último tiroteo masivo, sino para prevenir el próximo».

Como ha manifestado en otras ruedas de prensa, ha querido enfatizar cómo el país se ha hecho «insensible» ante algo que no es normal.

«En lugar de solucionar el problema es en la actualidad uno de los asuntos más politizados», ha afirmado para a continuación denunciar cómo, a estas alturas, «las excusas ya no valen».

«Es el momento de poner sentido común en favor de no perder más vidas».

Así, ha comparado las medidas que ha presentado con las de tráfico:

«Igual que evitamos muertes por carretera, evitaremos muertes por armas de fuego».

Con tono firme, ha explicado los cuatro puntos de su plan:

  1. Ha confirmado que todo el que quiera vender un arma deberá tener licencia para ello y se comprobarán los antecedentes penales.
  2. Se hará más efectivo el sistema para comprobar dichos antecedentes mediante más personal del gobierno y más tecnología.
  3. Se destinarán 500 millones de dólares adicionales para el sistema de salud mental, punto clave para la prevención en este plan.
  4. Se llevará a cabo el control del registro de armas legales y se aplicará la tecnología para rastrear las robadas.

Consciente de las críticas que suscitan sus planes en este asunto, sin ir más lejos las del partido republicano que le acusa de no respetar la Segunda Enmienda, Obama ha querido dejar claros sus principios. «Creo en la Segunda Enmienda. No me importa lo qué digan ni cuánto intenten retorcer mis palabras. Todos sabemos que vivir en una sociedad civilizada, a veces implica perder libertades que están defendidas en esa enmienda».

Siguiendo en esta línea crítica, se ha referido expresamente al colectivo que supone uno de los grandes problemas a la hora de tomar medidas, el lobby de las armas:

«Puede tener al Congreso republicano secuestrados, pero no a América».

Con el objetivo de poner de manifiesto cómo este plan es incluso algo «personal», Obama ha querido recordar que este será su último año como presidente y que ya no será candidato «ni irá en las papeletas», por lo que puede actuar en solitario, algo a lo que se ha decidido ya que «no podemos esperar».

LÁGRIMAS POR LAS VÍCTIMAS

Ha sido en este punto en el que el presidente de Estados Unidos ha hecho un repaso por algunos de los tiroteos más dramáticos de la historia del país, entre ellos el de Sandy Hook (diciembre de 2012), momento en el que no ha podido evitar las lágrimas al recordar a los niños que murieron.

No es la primera vez que Obama llora, si bien es cierto que pocas veces lo ha hecho en público y siempre por un tiroteo. Esto le sucede, dice, porque es un asunto que le afecta «mucho» porque ha visto «demasiados» en la calles de Chicago.

Así, mientras se limpiaba las lágrimas, ha manifestado que da «por perdido» que el Congreso haga algo y que es el motivo por el que se ha decidido a actuar por «orden ejecutiva».

Así se evitará que, como ocurre ahora, 30.000 personas mueran anualmente en incidentes con armas de fuego.

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