Los 'tuits' del presidente de los EEUU tienen gran impacto en bolsa

Donald Trump provoca un movimiento de 1.260 millones cada vez que cita a una empresa en Twitter

"Cada tuit del nuevo presidente de Estados Unidos nos cuesta 50 centavos ¡qué alguien le quite el celular!"

Donald Trump provoca un movimiento de 1.260 millones cada vez que cita a una empresa en Twitter
Dondal Trump, Twitter y la política de comunicación del nuevo presidente de EEUU. WH

Su historia de amor y desamor con las automovilísticas es la que más presente ha estado en su cuenta de Twitter

A comienzos de enero de 2017, Bloomberg desveló un chascarrillo que corría entre los operadores de divisas mexicanos:

«En lugar de gastar las reservas para defender al peso, el Estado debería comprar Twitter y cerrarlo de inmediato».

No es más que un chiste, pero es suficiente para medir la repercusión en los mercados de los ataques del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su país vecino a través de la red social (Donald Trump amenaza por teléfono a México y le cuelga a Australia).

Mucho más en serio se lo toma, por ejemplo, Enrique de la Madrid, secretario de Turismo de México, quien confesó a Daniel Yebra de elEconomista:

  «Cada tuit del nuevo presidente de Estados Unidos nos cuesta 50 centavos ¡qué alguien le quite el celular!».

Soluciones similares deben haber barruntado en el seno de las compañías abroncadas por Trump en sus tuits desde que desembarcó, por sorpresa, en la Casa Blanca tras las elecciones del pasado 8 de noviembre (Donald Trump: La Fed mantiene los tipos de interés en su primera reunión tras la investidura de presidencial).

Ford, General Motors, Bayer o Boeing son algunas de las empresas que han sufrido las consecuencias en bolsa: de media, el presidente norteamericano mueve 1.260 millones de dólares del capital de las firmas cotizadas que cita en Twitter.

El impacto es tan real que la agencia publicitaria T3 ha desarrollado un robot que toma posiciones bajistas en las compañías que son mencionadas en los tuits de Donald Trump si entiende que el contenido del mensaje es negativo.

Porque, también es cierto, no siempre utiliza la red social para echar reprimendas, sino que, en ocasiones, la aprovecha para dar palmaditas en la espalda a las empresas que van por el buen camino, es decir, que se ajustan a los preceptos proteccionistas y nacionalistas que quedan recogidos en su hashtag favorito: #MAGA (make America great again o hacer a América grande otra vez).

Dos ejemplos extremos sirven para entender el impacto en el parqué según el tono que utilice Trump al hablar de compañías concretas en Twitter. El 12 de diciembre (tuit de la izquierda), alertó desde su cuenta personal de que los costes del avión de combate F-35, que fabrica Lockheed Martin para Estados Unidos, estaban fuera de control y que una vez tomara posesión conseguiría ahorrar miles de millones al presupuesto militar.

La amenaza surtió efecto: la empresa cayó un 2,5% y perdió 1.881 millones de dólares de capitalización.

En el caso opuesto (tuit de la derecha), unos días antes, el presidente de los EEUU felicitó al japonés Masayoshi Son (Masa), presidente de SoftBank y de Sprint, por su inversión en el país, impulsando a la teleco casi un 9% en bolsa y haciéndola ganar 3.000 millones.

Sus llamadas de atención al sector de defensa no acabaron con el tuit del 12 de diciembre. El 22 del mismo mes volvió a sacar el tema del F-35 en la red social insinuando que se planteaba cambiarlo por otro modelo comparable, el F-18 de Boeing.

Este ataque volvió a tener repercusión en bolsa: negativa para Lockheed Martin, que cayó un 1,3%, y positiva para su competidora, que subió un 0,2%. Eso sí, el guiño a Boeing llegaba después de que días antes hubiera criticado en otro mensaje el elevado precio del Air Force One, el avión que el grupo aeroespacial fabrica para el presidente.

A principios de diciembre, la ira tuitera de Trump cayó sobre Rexnord, que se desplomó un 4,6% después de que el nuevo presidente se mostrará muy disgustado con la decisión de la compañía industrial de trasladar parte de su producción a México. «¡Nunca más!», concluye el incendiario tuit.

Bronca y reconciliación con las automovilísticas

Su historia de amor y desamor con las automovilísticas es la que más presente ha estado en su cuenta de Twitter.

Ford, General Mortos, Fiat o Toyota han sido protagonistas de sus mensajes en varias ocasiones y con distintas intenciones: primero para reprenderlas por plantearse trasladar sus plantas a México y después para felicitarlas por recapacitar y dejarlas dentro de las fronteras estadounidenses.

En este sector, la influencia de Donald Trump en bolsa ha sido, hasta ahora, menor de la que, seguramente, le hubiera gustado. Y, cuando ha logrado mover las acciones de los fabricantes, lo ha hecho en forma de subida.

Las palabras de agradecimiento a Ford por crear 700 puestos de trabajo en Estados Unidos en tuit publicado el 4 de enero llevaron a la automovilística a repuntar un 4,6% y a General Motors un 5,5%. Ese día, ganaron 2.305 y 2.957 millones de dólares de capitalización, respectivamente.

Más recientemente, el presidente también se ha mostrado cariñoso en Twitter con Walmart y Bayer por traer de vuelta empleos al país, aupándolas en el parqué. Sin embargo, el pasado lunes no pudo aguantarse el cabreo con Delta Airlines.

Las aerolíneas (y también los pasajeros) comenzaron la semana intentando digerir las consecuencias de las agresivas políticas migratorias de Trump, pero él tenía a quién echar la culpa. Delta Airlines cayó más de un 4% y se situó entre las compañías más bajistas del sector después de que apuntara en un tuit que los problemas los estaban causando los sistemas de la aerolínea.

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