La tasa de mortalidad de la población blanca ya es superior a otras

‘Muertes por desesperación’: el mal que afecta a los blancos sin estudios de EEUU

Los estadounidenses consumen más alcohol y drogas por los problemas económicos

'Muertes por desesperación': el mal que afecta a los blancos sin estudios de EEUU
Un trabajador blanco limpia ventanas en un rascacielos de EEUU. WH

Unas 96.000 personas mueren al año en Estados Unidos por estos problemas, una crisis sólo comparada con la epidemia del SIDA en los años 80

Algo está pasando en Estados Unidos entre las personas blancas, tanto hombres como mujeres, de mediana edad (entre 45 y 54 años).

El foco mediático se aleja por una vez de los latinos y se centra en la clase trabajadora sin estudios, que hace frente a una ‘epidemia’ que está acabando con ella.

Y es que la «desesperación» ha hecho que esta clase social busque la salida a sus problemas económicos en las drogas, el alcohol y los suicidios, lo que ha provocado que en los últimos años la tasa de mortalidad haya aumentado considerablemente.

Los datos corresponden a un estudio de Angus Deaton, Premio Nobel de Economía en 2015, y su mujer Anne Case, profesora de la Universidad de Princeton, que toma como referencia el periodo de tiempo comprendido entre 1999 y 2015, año en que fue publicado.

Ahora, la Brookings Institution ha publicado el estudio actualizado con más datos, y que sigue mostrando que sea la razón que sea la que está detrás de ese aumento de las muertes de hombres y mujeres blancos de mediana edad, esta cifra sigue aumentando.

Case y Deaton recogen en su estudio que mientras que la tasa de mortalidad entre las personas de mediana edad continúa disminuyendo en todas las clases sociales de los países desarrollados, los blancos no hispanos de mediana edad de Estados Unidos con estudios básicos han experimentado una mortalidad cada vez mayor desde finales de los años 90.

Algo que, sin embargo, no ocurre con los blancos con estudios universitarios en EEUU, ni con la clase trabajadora sin estudios en Europa.

Y añaden que una explicación «plausible» es la desventaja que acumulan al entrar en un mercado laboral cada vez menos favorable para aquellos que no tienen estudios superiores.

Unos problemas laborales que se traducen en mayores problemas personales que acaban en esa desesperación que conlleva al abuso de drogas, alcohol y suicidio.

«El mercado laboral se ha vuelto contra ellos».

A esto habría que añadir una desaceleración en el progreso contra enfermedades cardíacas y el cáncer, las dos mayores causantes de muertes entre la edad media, así como una epidemia de obesidad que también podría estar relacionada con una situación económica precaria.

«Al final vemos nuestro argumento como el del colapso de la clase blanca trabajadora con estudios básicos tras su auge a comienzos de los 70 y las patologías que acompañan ese declive».

Las cifras de la epidemia

La tasa de mortalidad entre los blancos con estudios básicos en 1999 era un 30% más baja que la tasa de mortalidad entre los negros de mediana edad sin estudios. En 2015, los datos dieron completamente la vuelta.

La tasa de mortalidad entre los blancos era un 30% superior a la de los hombres negros en las mismas condiciones.

Una posible explicación es que los blancos son conscientes de que viven peor que sus padres, su situación ha empeorado ostensiblemente, mientras que en otras razas la situación, siendo mala, no es peor de la que provenían, el deterioro no es tan evidente. De hecho, entre los hispanos la mejora respecto a padres y abuelos les hace ser «más optimistas».

Así, en 2015, unos 196 hombres blancos con un nivel de estudios de secundaria o menos por cada 100.000 habitantes murieron por una de estas causas (lo que supone un crecimiento de 130% con respecto a 1999). En el caso de las mujeres, unas 115 perdieron la vida (un 381% superior a los datos de 1999).

Unas 96.000 personas mueren al año en Estados Unidos por estos problemas, una crisis sólo comparada con la epidemia del SIDA en los años 80.

Los estados con las mayores tasas de mortalidad por drogas, alcohol y suicidio están geográficamente dispersos. En 2000, la epidemia se centró en el suroeste. A mediados de los años 2000 se había extendido a Florida y la Costa Oeste. Hoy en día, es todo el país. En las ciudades, el número de muertes disminuye mientras que en el resto de áreas aumenta.

Los autores sugieren que el aumento de las muertes «por desesperación» es causa de un aumento del miedo, la angustia y la disfunción social consecuencia del deterioro del bienestar económico y social, que se ha vuelto más pronunciado en los últimos años.

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