La mayor fuga de la historia del penal de San Francisco

Esta carta que uno de los presos envió al FBI podría explicar la histórica fuga de Alcatraz

Fue calificada como "la fuga del siglo", pero los investigadores dieron por muerto a sus protagonistas

Clint Eastwood, Jack Thibeau y Fred Ward, fueron los protagonistas de una de las mejores y más recordadas películas de los años 70 y 80: Escape de Alcatraz. Un film que reproducía cómo había sido la fuga de tres ladrones de bancos de los años 60 y cuyo final deja en suspenso y en la imaginación del espectador qué fue lo que ocurrió con los tres malhechores. Un suspenso que finalmente, casi 60 años después, parece resuelto.

Los hermanos John y Clarence Anglin y su socio Frank Morris tenían todo planificado. Fueron los cerebros y ejecutores de una de las mayores fugas del penal más famoso del mundo: Alcatraz, en San Francisco. El hecho ocurrió el 11 de junio de 1962 y los tres desaparecieron en las aguas que unen la isla con el continente. Los investigadores los dieron por muertos. Y cerraron el caso, según recoge Infobae.

Pero ahora, el FBI reabrió el caso y su búsqueda. Fue luego de que uno de ellos escribiera, en 2013, una carta en la cual les advertía que todo este tiempo había estado oculto y que había sobrevivido a la espectacular fuga. La misiva se hizo pública recién esta semana por esa dependencia norteamericana. ¿La firma? John Anglin.

«Mi nombre es John Anglin. Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y estoy en mal estado. Tengo cáncer. Sí, todos pudimos escapar esa noche, ¡pero por poco!», escribió el fugitivo en la carta que llegó a las oficinas del FBI hace ya casi cinco años. Según las pericias hechas sobre la epístola, ésta es legítima y obligó a esa dependencia a reabrir lo que llaman un «caso frío», por el paso del tiempo. Y pretendía un trato: «Si anuncian en TV que iré a prisión por no más de un año y que tendré atención médica, entonces les escribiré de nuevo y les dejaré saber el lugar exacto donde estoy. No es una broma».

El escape diseñado por los tres delincuentes -dedicados al robo de bancos- fue perfecto. Fue ejecutado el 11 de junio de aquel año luego de agrandar los respiraderos de sus celdas con un taladro casero. Luego de atravesar lo que era la puerta de entrada de su túnel, caminaron en la oscuridad de la noche a través de cañerías hasta llegar al techo. Con unos salvavidas improvisados y muy precarios, intentaron llegar a tierra firme, algo que las autoridades descartaron que hubieran logrado.

Pero su plan -perfecto, por cierto- no terminaría allí. Para ganar tiempo en la búsqueda y desorientar a los guardias, los tres ladrones de bancos decidieron engañarlos colocando muñecos en sus camas para que creyeran que estaban durmiendo durante toda la noche. Las cabezas de estos maniquíes fueron hechas con papel maché y plástico. Y las pelucas tenían pelo auténtico. El engaño fue absoluto.

La astucia sería reproducida 17 años después en la célebre película protagonizada por Clint Eastwood. En ella se muestra cómo fue ideado el proyecto de fuga y cómo fueron hechas las cabezas que reemplazaron el dulce descanso sobre las almohadas de los tres cerebros del escape.

Según la misiva, Anglin pasó muchos años viviendo en Seattle, en Dakota del Norte y actualmente en el sur de California. El fugitivo también contó que sus cómplices estaban muertos: Morris murió en 2008 y su hermano Clarence en 2011. Agencias de pericias investigaron restos de ADN, las huellas y la caligrafía de la carta enviada y, aunque las pruebas no fueron contundentes, continuaron con el rastreo. «Todo queda en un limbo», señaló Jeff Harp, Analista de Seguridad al canal KPIX 5.

Fuente: Infobae/Leer más

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