CRIMEN Y CASTIGO

Netflix se pliega a la censura de Arabia Saudí y corta una serie sobre al príncipe heredero y el asesinato de Khashoggi

Netflix se pliega a la censura de Arabia Saudí y corta una serie sobre al príncipe heredero y el asesinato de Khashoggi

Una más de Netflix y van ya muchas (Series de TV: Los atolondrados de Netflix tildan de ‘error’ hablar de ‘Reina de Aragón’ en vez de ‘Reina de Cataluña’).

Y en esta ocasión no es un guiño a los terroristas de ETA o un requiebro a los separatistas catalanes, sino a los millonarios verdugos saudíes (Los petardos de Netflix eligen a los ‘buenistas’ Gabilondo, Francino y Nierga para defender España: «Hay mucha catalanafobia»).

Netflix se rinde a la censura en Arabia Saudí. La compañía ha retirado de su plataforma en el reino saudí un episodio de la comedia Patriot Act with Hasan Minhaj que criticaba al príncipe heredero Mohamed bin Salman tras el crimen del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul a principios del pasado octubre de 2018 (Demandan a Netflix y Amazon Prime Vídeo por emitir contenido obsceno).

Como explica Francisco Carrión en ‘El Mundo’, este 3 de enero de 2019, la serie, original de Netflix y titulada Patriota no deseado en español, analiza -según sus creadores- «noticias mundiales sobre política, cultura y otros temas a través de un prisma singular, incisivo y sutil».

El pasado 28 de octubre el capítulo se centró en destapar «los trapos sucios» del reino ultraconservador y su líder «de facto», el treinteañero Mohamed bin Salman (Escalofriantes audios del violento asesinato de Jamal Khashoggi: «¡Traidor, pagarás por lo que hiciste!»).

«Hace solo unos meses Bin Salman fue jaleado como el reformador que necesitaba el mundo árabe.

Las revelaciones del caso Khashoggi, sin embargo, han hecho saltar por los aires esa imagen», señala el presentador estadounidense de raíces indias al inicio del programa.

«Sería un buen momento para revaluar nuestros lazos con Arabia Saudí. Lo digo como musulmán y estadounidense».

Un repaso a la fortuna de la realeza saudí y su control absoluto del país, con el foco puesto en Bin Salman y algunas de sus agresivas decisiones como los bombardeos en Yemen, que ha enfadado a las autoridades saudíes (Jamal Khashoggi, «Persona del Año» para la revista Time).

La comisión de tecnología de la información y las comunicaciones del reino indicó hace días que el episodio vulneraba la ley contra el cibercrimen al considerarla «material que excede los límites del orden público, los valores religiosos, la moral pública y la privacidad» (Donald Trump sólo piensa en la ‘pasta’ y minimiza la implicación del príncipe saudí en el atroz asesinato de Khashoggi).

El artículo 6 de la norma castiga con hasta cinco años de cárcel y una multa de 3 millones de riales saudíes (unos 696.000 euros) cualquier intento de «producir, preparar, emitir o almacenar» el citado material «en redes de información u ordenadores».

Además de reconocerlo, Netflix ha defendido la retirada del polémico capítulo en declaraciones al Hollywood Reporter:

«Apoyamos con firmeza la libertad artística en todo el mundo. Solo hemos retirado este episodio en Arabia Saudí después de recibir una reclamación legal y con el objetivo de cumplir con la legislación local».

A pesar de haber aplicado el requerimiento, la producción es todavía accesible en Arabia Saudí a través de YouTube. La noticia ha suscitado la condena de opositores y activistas de Oriente Próximo.

«El dinero siempre está por encima de los principios», ha denunciado el activista Iyad e Bagdadi.

«A muchos árabes nos entusiasmó el lanzamiento de Netflix en Oriente Próximo porque pensamos que sería una manera de sortear la censura. Aventuro que es el final de esa ilusión».

También ha levantado la voz Karen Attiah, la editora de la sección de opinión del Washington Post que solía recibir las columnas de Khashoggi para su publicación en las páginas del rotativo estadounidense.

«Patriot Act ha sido una voz dura, honesta y divertida al desafiar a Arabia Saudí y Bin Salman», ha subrayado la periodista, escandalizada por la medida adoptada por Netflix.

Khashoggi, un influyente periodista saudí que había abrazado el exilio un año antes, fue asesinado y descuartizado en sus dependencias del consulado saudí en Estambul (La CIA: «El príncipe heredero saudí ordenó matar al periodista Khashoggi»).

Su cuerpo aún no ha aparecido y el asesinato, obra de un comando de 15 personas enviado desde Riad, sigue suscitando interrogantes.

El principal es la responsabilidad de un príncipe heredero que desde su ascenso a la primera línea ha hundido al reino en resoluciones agresivas y abruptas. Informes de la inteligencia estadounidense han apuntado a que la orden de liquidar al periodista partió de Bin Salman.

A pesar del escándalo y las denuncias de la comunidad internacional, el apoyo público despachado por Donald Trump garantiza, de momento, su calculada llegada al trono.

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