Es todo cálculo y las espadas siguen en alto (Liberan a Nastia Rybka, la escort que conoce los secretos de la relación entre Donald Trump y el Kremlin).
Donald Trump ha cedido, aunque solo por tres semanas. El presidente de EEUU y los líderes del Congreso han alcanzado un preacuerdo para reabrir la financiación de la Administración Pública durante 21 días que no incluye los 5.700 millones de dólares (unos 5.000 millones de euros) que el jefe del Ejecutivo había exigido para construir lo que primero dijo que iba a ser un muro, y después una barrera de barras de acero, en un tramo de unos 200 kilómetros de la frontera de EEUU con México.
La negativa de las dos Cámaras del Congreso a aprobar esa partida es lo que llevó a Trump a negarse a firmar los presupuestos de nueve agencias del Estado de EEUU, entre ellas la Guardia Costera, el FBI, Hacienda, el Servicio de Parques Nacionales, y la Administración de Seguridad en el Transporte, que tiene entre sus funciones la supervisión del tráfico aéreo.
Eso ha provocado el hundimiento de la actividad del Estado de EEUU, con los empleados del FBI denunciando que no tienen ni siquiera papel para hacer fotocopias, las salidas a Bolsa de las empresas de Wall Street paralizadas, las devoluciones de Hacienda congeladas y los museos cerrados.
Es, evidentemente, un acuerdo temporal. En tres semanas es probable que el Estado federal (el equivalente, salvando las distancias, de la Administración central en España) vuelva a cerrar por la falta de acuerdo.
La crisis, así, no se ha acabado. Sólo se ha aplazado. Pero, al menos, se soluciona la situación de un tercio de los empleados públicos (y decenas, si no cientos de miles, de trabajadores de empresas privadas) que no cobran desde hace un mes.