Es mejor que el guión de una serie de espías, de esas que arrasan en Netflix (Atrapan a 4 caraduras que grabaron con cámaras espía a 1.600 clientes ‘follando’ en hoteles de Corea del Sur).
Un ciudadano mexicano, residente en Estados Unidos, Adrián Hong Chang, lideró el grupo de 10 personas que asaltó la embajada de Corea del Norte en Madrid el pasado 22 de febrero y 5 días después contactó con el FBI en Nueva York para facilitar el material audiovisual que supuestamente había obtenido (Asaltan la embajada de Corea del Norte en Madrid y roban los ordenadores).
Este es el relato de los hechos que recoge la causa abierta por el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, que ha levantado el secreto de esta investigación en un auto en el que apunta a la comisión de delitos de allanamiento de morada, detenciones ilegales, lesiones, falsificación documental, amenazas y robo, cometidos por organización criminal.
«Se busca. Mide seis pies y una pulgada de alto (1,85 metros), y pesa 220 libras (100 kilos). Es de raza asiática o de las islas del Pacífico, tiene los ojos marrones y el pelo negro. La última vez que fue visto conducía un Kia Soul 4D azul de 2017 con una matrícula que ponía ‘Ardiente’. Su nombre: Adrian Hong Chang. Sus alias: Oswaldo Trump, Matthew Chao, y Adrian Hong. Está armado», según elmundo.
Ése es parte del mensaje que la policía de Estados Unidos empezó a distribuir a finales del mes pasado cuando Adrian Hong Chang se dio a la fuga después de asaltar la Embajada de Corea del Norte en Madrid el 22 de febrero, apenas cinco días antes de que Donald Trump y Kim Jong-un se reunieran en Vietnam en una cumbre que acabó mal. Chang se ha convertido así en fugitivo. Su presunta mano derecha en la operación, el ex marine y veterano de Irak Christopher Philip Ahn, fue detenido en abril en Los Ángeles y está en la cárcel, sin posibilidad de fianza, pendiente de que la Justicia decida su extradición a España. La próxima vista de su caso será el 18 de julio. El también estadounidense, Sam Ryu, está, asimismo, huido. En el asalto también participaron cinco personas más, todas ellas ciudadanos de Corea del Sur, incluyendo a un desertor del Norte.
Para algunos, la presteza con la que la administración de Justicia de Estados Unidos está actuando para cumplir las órdenes de extradición de España es sospechosa, y tiene que ver, precisamente, con el deseo de Donald Trump de salvar su apertura diplomática hacia Corea del Norte, que, si sale bien, podría otorgarle el único triunfo en política exterior de su primer mandato. Otros afirman que una eventual detención de Chang y su envió a España acabaría haciendo que este ciudadano estadounidense acabara en Corea del Norte, presumiblemente en un campo de trabajos forzados.
Finalmente, la validez de las acusaciones de la Fiscalía española contra Chang han sido cuestionadas, dado que éstas proceden de las declaraciones de los diplomáticos norcoreanos en Madrid, que, según esa versión, están exagerando la violencia que los asaltantes llevaron a cabo para, precisamente, evitar acabar ellos en un campo de concentración en Corea del Norte, un país que entre sus virtudes no cuenta con la del respeto a los derechos humanos. En su solicitud de extradición, la Justicia española, sin embargo, insiste en que la embajada fue violada, que los asaltantes iban armados, y que hubo violencia en las aproximadamente cuatro horas que duró la ocupación.
La posibilidad de que España pueda enviar a Chang a Corea del Norte parece extremadamente improbable, pero ha sido planteada en declaraciones a la cadena de televisión Fox News por su abogado, Lee Wolosky, ex embajador de Estados Unidos para el cierre de la cárcel de Guantánamo y ex alto funcionario especializado en seguridad nacional de los Gobiernos de Bill Clinton, George W. Bush, y Barack Obama. En una clara referencia a Otto Warmbier, que fue detenido por el régimen de Pyongyang por robar un póster y enviado a EEUU en coma, Wolosky ha declarado que «todos sabemos lo que les puede pasar a los estadounidenses encarcelados en Corea del Norte».
Así, el extraño asalto a la embajada de Corea del Norte en Madrid sigue moviéndose entre el surrealismo y la novela de espionaje. Los defensores de Chang insisten en que se trató de una ocupación pacífica, en la que los ocho asaltantes no llevaron a cabo acciones violentas contra los diplomáticos y sus familias. De hecho, Chang mostró desde el primer momento su intención de colaborar al máximo con las autoridades de EEUU, como muestra que, a su regreso a ese país, se reuniera en dos ocasiones con agentes del FBI y les entregara los que él y su grupo habían sustraído de la sede diplomática: varios pendrive, los discos duros de dos ordenadores, un teléfono móvil, y dos ordenadores. El diario Los Angeles Times ha citado a «varios expertos en Corea del Norte» que afirman que «se espera que los discos duros entregados al FBI tengan un tesoro de información sobre cómo Corea del Norte blanquea capitales y compra ilegalmente componentes para su programa de armas nucleares». No se sabe si Estados Unidos ha devuelto esos materiales a Pyongyang.
Chang tiene un amplio historial como activista pro-derechos humanos en Corea del Norte, de donde ha ayudado a escapar a varias personas, aunque sus operaciones también han sido criticadas en círculos del exilio de ese país. Ha dado charlas en la famosa red de conferencias TEDX, y ha colaborado en el pasado con el Departamento de Estado y con la Casa Blanca. Sus contactos en Corea del Norte y EEUU son tales que, según afirma Los Angeles Times citando a fuentes conocedoras de la situación, él jugó un papel central para que el sobrino de Kim Jong-un, Kim Han-sol, escapara del país después de que el dictador norcoreano asesinara a su padre en 2017.