Es el Fernando Simón estadounidense.
El doctor Anthony Fauci ha quedado retratado con la publicación en el Washington Post de una ristra interminable de correos electrónicos en los que intenta tapar por todos los medios que el coronavirus haya podido tener su origen en un laboratorio de Wuham, en China.
El científico, a pesar de las evidencias ya en los albores de 2020, se negó a admitir la realidad y hasta se enfrentó con Donald Trump quien sí mantenía esa tesis.
Tanto es así que el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU llegó a llamar «conspiradores locos y desquiciados» a quienes, como el entonces inquilino de la Casa Blanca, mantenían la teoría de que el virus no podía haber surgido de una manera natural.
Sin embargo, colaboradores director suyos le habían alertado sobre la solidez de la teoría de que la fuga de laboratorio era la más acertada debido a los estudios que se estaban haciendo con el coronavirus.
Además, da lugar a muchas sospechas una serie de mensajes de personalidades que tenían abultados intereses en desviar la atención sobre el verdadero origen del Covid-19.
El doctor Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, grupo que subvencionó al laboratorio de Wuhan en el que se investigaban los coronavirus, daba la enhorabuena a Fauci por defender la teoría del origen natural del coronavirus:
Quería agradecer personalmente en nombre de nuestro personal y colaboradores, por defender públicamente y afirmar que la evidencia científica respalda un origen natural de COVID-19 de un derrame de murciélago a humano.
Daszak fue uno de los seleccionados en la visita que en este 2021 se hizo a Wuham para lavar la cara a China. Incluso su compañía percibió 3,7 millones de dólares de fondos del NIAID de Fauci, de los cuales al menos de 600.000 dólares fueron enviados al Instituto de Wuhan.
Kristian G. Andersen, científico del Instituto de Investigación Scripps informó a Fauci a principios de 2020 que había «características inusuales» del virus que conforman una parte pequeña del genoma que daban señales de que fue creado artificialmente en un laboratorio.
El investigador Robert Eisenger, trabajador a las órdenes de Fauci, le envió un extenso archivo con investigaciones acerca de cómo China estaba manipulando la información, y que en realidad tenía entre 10 y 100 veces más de muertos por el coronavirus, amén de que no quedaba nada claro que el origen del virus fuese natural.
La respuesta de Fauci fue muy elocuente:
Es muy largo para que yo lo lea.
HASTA FACEBOOK SE NIEGA A BORRAR LAS TEORÍAS QUE CONTRADICEN A FAUCI
La posición de debilidad en la que se ha quedado Fauci es tan evidente que ni siquiera una red social como Facebook se atreve a censurar las llamadas «teorías de la conspiración».
Esta red social ha anunciado que no borrará de los perfiles las teorías de que el virus había salido del laboratorio de Wuhan.
Y otras redes ya renuncian a tildar de noticias falsas esas informaciones testimonios que acusan a China de provocar el virus y de que el mismo salió del Instituto de Virología de Wuham.
A la par aparecen publicados nuevos estudios científicos, como el del divulgador científico Nicolas Wade (New York Times) que sentencia que el virus fue diseñado por los chinos.
Normal que Donald Trump, el 7 de junio de 2021, exigiera a China el pago de 10.000 millones de dólares al resto del planeta por los daños causados:
Todas las naciones deberían trabajar juntas para presentar a China una factura por un mínimo de 10.000 millones de dólares para compensar el daño que ha causado. Todos deberíamos declarar con una voz unificada que China debe pagar.
