Los liberales flamencos se retiran del Gobierno belga y abren una crisis

Los liberales flamencos se retiran del Gobierno belga y abren una crisis
. Agencia EFE

El partido liberal flamenco, uno de los socios clave de la coalición que gobierna en Bélgica, ha confirmado hoy que retira su confianza al Ejecutivo federal, según ha anunciado el presidente del Open VLD, Alexander De Croo.

La decisión acarreará la caída del gobierno que preside el democristiano Yves Leterme, apenas cinco meses después de su regreso como primer ministro, según la televisión pública flamenca VRT.

Los liberales flamencos exigen un acuerdo inmediato sobre la escisión del distrito electoral de Bruselas, un asunto aparentemente insoluble que envenena la convivencia entre las dos comunidades lingüísticas del país -neerlandófona y francófona- desde hace décadas.

Leterme ha convocado una reunión urgente del Ejecutivo para las 13 h (11:00 GMT), informa la agencia Belga.

La retirada del Open VLD de la coalición gubernamental vuelve a desencadenar una grave crisis política en Bélgica, que ha vivido en una inestabilidad casi permanente desde las últimas elecciones legislativas en junio de 2007.

Todos los comentaristas coinciden hoy en considerar inevitable la caída del segundo gobierno Leterme, cuando apenas se han cumplido cinco meses desde de que el político democristiano flamenco volviera a asumir las riendas del Ejecutivo federal tras la designación de Herman Van Rompuy como presidente del Consejo Europeo.

Los acontecimientos han obligado al rey Alberto II a cancelar sus desplazamientos y a permanecer en Bruselas.

Aunque, en teoría, la suma de los cuatro partidos restantes de la actual coalición -democristianos flamencos (CD&V), liberales francófonos (MR), humanistas francófonos (CdH) y socialistas francófonos (PS)- reuniría la mayoría en el Parlamento, la parte flamenca quedaría en minoría, lo que le restaría toda legitimidad al Gobierno federal en esa parte del país, la más poblada.

En declaraciones a la radio pública francófona RTBF, el ex primer ministro democristiano Mark Eyskens ha hecho hoy un llamamiento a los liberales flamencos para que reconsideren su actitud, que ha calificado de «suicida» no sólo para el partido sino para el país.

Bélgica todavía no ha superado la grave crisis financiera, económica y social, y se dispone a asumir, a partir de julio, la presidencia semestral de la Unión Europea después de España.

Con una deuda pública que ronda el 100% del PIB, el ex primer ministro ha alertado de que una nueva crisis política puede traer la desconfianza de los inversores y convertir a Bélgica en la segunda víctima de los mercados, detrás de Grecia.

El desencadenante de la crisis vuelve a ser la disputa en torno al distrito electoral y judicial alrededor de la capital, conocido por las siglas BHV (Bruselas-Halle-Vilvoorde).

Los flamencos exigen acabar con la excepción que representan las poblaciones de Halle y Vilvoorde, ambas situadas en Flandes pero donde reside una mayoría francófona.

Hasta ahora, los francófonos de esas localidades, pese a estar en Flandes, han podido votar por listas francófonas en las elecciones, como los residentes en Bruselas, única región bilingüe del país donde existe esa libertad.

El pasado martes, el mediador designado por el rey para proponer una fórmula de solución, el ex primer ministro flamenco Jean-Luc Dehaene, dio por terminada su misión con un informe que fue considerado «insuficiente» por los partidos francófonos.

Aunque la negociación propiamente dicha tenía que comenzar ahora, los liberales flamencos exigieron una solución inmediata al problema de BHV y dieron de plazo hasta hoy al primer ministro para encontrarla.

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