Merkel se juega su mayoría parlamentaria en las elecciones de hoy en Renania del Norte-Westfalia

Las elecciones regionales de este domingo en el estado de Renania del Norte-Westfalia (NRW), el más poblado del país y uno de los más productivos, comportan el desafío más importante del segundo mandato de la canciller y líder de la Unión Cristiano Demócrata(CDU), Angela Merkel, cuya coalición de centro-derecha con su socio menor, el Partido Liberal Demócrata (FDP), podría perder mayoría parlamentaria en Berlín si los comicios concluyen con una alianza entre su principal rival, los Socialdemócratas, con el respaldo de los Verdes.

A un nivel simbólico, las elecciones en NRW suponen un referéndum sobre la política del segundo Gobierno Merkel, una coalición ya de por sí inestable, debilitada por sucesivos escándalos y finalmente, en el punto de mira de la comunidad internacional por su reticente postura a conceder un rescate económico a Grecia.

No es que el préstamo económico a Atenas haya dominado la campaña electoral –hasta la oposición se muestra favorable a facilitar el dinero–, pero Merkel se ha reservado adoptar cualquier medida «impopular» a la espera del resultado de los comicios de hoy, y ha mantenido una postura conservadora a la hora de hablar sobre los sucesivos escándalos que han rodeado a su candidato, el democristiano Jurgen Ruttgers.

EL ESTADO

Con 18 millones de habitantes, la mayor parte residentes en la capital, Dusseldorf, Renania del Norte-Westfalia es el estado más poblado del país. Uno de cada cinco alemanes vive allí, y contiene a una de las comunidades turcogermanas más numerosas de Alemania.

El tamaño de su economía es equiparable al de Polonia y la República Checa juntas, y está construida en torno al carbón y el acero, pilares desde los que han emergido florecientes sectores como el químico, el energético y el electrónico (gigantes como ThyssenKrupp, E.On y RWE tienen su sede central en la región).

No obstante, su tasa de desempleo (9,0%) supera en casi un punto a la media nacional (8,1%) –hay comunidades mineras donde el paro se encuentra por encima del 20%–, y su población es históricamente reticente a la asunción de heterodoxas medidas económicas como las que le costaron al ex canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder el que era, hasta 2005, su feudo histórico. Es más, el golpe político fue tan brutal que Schroeder se vio obligado a convocar elecciones anticipadas, que terminó perdiendo ante la actual canciller.

CONTENDIENTES

Ruttgers se encuentra gravemente debilitado por dos escándalos de abuso de poder y financiación ilegal. Con todo, sigue siendo el favorito para la victoria, con un 37 por ciento de la intención de voto según la última encuesta de esta semana publicada por ‘Der Spiegel’, pero sólo cuatro puntos le separan de los Socialdemócratas.

Ambos partidos necesitan de una coalición, habida cuenta de que el escenario político en la región es sustancialmente distinto al de 2005: en cuatro años, Verdes y Liberal Demócratas han incrementado su influencia sobre el electorado (ahora cuentan con un 12% y 7,5% respectivamente) y la aparición del nuevo Partido de la Izquierda ha arrebatado un 5,5% a los dos principales grupos políticos, cuyo índice de aprobación, en líneas generales, ha descendido de manera significativa.

Todas las opciones son posibles. Evidentemente, una alianza Socialdemócrata con los Verdes (que están pendientes de negociar incluso la adscripción de la Izquierda a una posible coalición tripartita) pondría las cosas muy difíciles para Merkel, que automáticamente perdería seis escaños en el Parlamento y la consiguiente mayoría.

Ante esta situación, Ruttgers tiene dos posibilidades: o se alía con los verdes –podría ser factible y, de hecho, ha sucedido en Hamburgo y hasta el propio líder del FDP, Guido Westerwelle, teme que esa sea la estrategia secreta de Merkel–, o directamente pacta una «Gran Coalición» con su gran rival socialdemócrata, Hannelore Kraft. Esta última opción, a efectos prácticos, es una ventaja porque la mayoría obtenida superaría el 60 por ciento y algunos expertos sospechan que este resultado es más posible de lo que parece, a juzgar por la «sospechosa» amabilidad con la que se han tratado ambos candidatos a lo largo de la campaña.

CONTROVERSIA

«Las elecciones están en el filo de la navaja», declaró Ruttgers, «porque NRW no es tradicionalmente un estado de la CDU, y hasta hace unas semanas no hemos recibido el respaldo de Berlín», una crítica velada a la cautelosa actitud que Merkel ha mantenido respecto a la doble controversia que ha rodeado a su candidato.

El mes de febrero, ‘Der Spiegel’ destapaba que la CDU había pedido dinero a empresarios locales para facilitar sus reuniones con el candidato, y esta misma semana se han dado a conocer irregularidades en una plataforma independiente de votantes a favor de Ruttgers, llamada Votantes por el Cambio, que recibió cuantiosas donaciones que sin embargo no fueron declaradas oficialmente en las cuentas del partido.

«Se trataba de una iniciativa de las que suelen aparecer de vez en cuando en unos comicios», se justificó Ruttgers ante el diario alemán. Cuando se le preguntó sobre el posible delito de financiación ilegal, el candidato aseguró que «este no es el caso», pero se comprometió a colaborar en un proceso de investigación sobre la plataforma, que se desarrollará en el propio Bundestag.

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