Se celebra en Duisburgo el funeral por las víctimas del ‘Love Parade’

Las banderas ondean a media asta en Duisburgo, donde se celebra el funeral por los 21 fallecidos, entre ellos dos estudiantes españolas, que han muerto como consecuencia de una avalancha humana en el festival de música Love Parade, en esta ciudad de la región de Renania del Norte-Westfalia.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha regresado de sus vacaciones de verano para atender al funeral que se está celebrando en la Iglesia del Salvador, donde 600 familiares y amigos se han reunido para recordar a los fallecidos, acompañados en el sentimiento por miles de personas que siguen el responso en el exterior de la iglesia y en el estadio de fútbol de la ciudad, y por millones de alemanes en todo el país.

Quince minutos antes del inicio del funeral, las campanas de las iglesias de Duisburgo, así como de las ciudades más próximas, han tañido en recordatorio de la tragedia.

No obstante, el funeral transcurre en medio de la indignación de algunos de los familiares después de que el alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland, decidiera no acudir a las exequias por temor a encender los ánimos de los asistentes.

Sauerland ha sido señalado como uno de los principales responsables de la tragedia al ignorar las advertencias recibidas por las fuerzas de seguridad y bomberos de la ciudad sobre los peligros que comportaba celebrar un evento tan multitudinario en un espacio tan reducido. Por ello, ha sido objeto de numerosas amenazas de muerte en los últimos días.

El ministro del Interior regional, Ralf Jaeger, ha aplaudido los esfuerzos de la Fiscalía alemana para resolver si el incidente se debió a una negligencia criminal. Para el ministro, «hay una responsabilidad política y moral». En su opinión, Sauerland debería responder «rápidamente» la cuestión de la responsabilidad moral.

Jaeger, que presentó el pasado miércoles los primeros datos de la investigación preliminar, recordó que éstos muestran que el Ayuntamiento aprobó los planes de seguridad de la organización del festival pese a que los accesos eran «mucho más pequeños y estrechos» de lo estipulado legalmente. «Esto será un problema para la ciudad de Duisburgo, ya que avaló» estos planes.

No obstante, reconoció que los principales responsables son los organizadores, ya que no cumplieron con sus planes y permitieron que el túnel de acceso y la rampa se bloquearan al no aplicar sus medidas previstas para que los asistentes siguieran avanzando hacia la explanada principal. Esta concentración de personas en la entrada fue la que provocó la estampida hacia una escalera de salida, donde murieron las víctimas aplastadas y asfixiadas.

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