Cinco de los seis condenados en el proceso Casa Pía, uno de los más largos y polémicos de la historia portuguesa, han anunciado su intención de recurrir las penas de prisión dictadas hoy en su contra por delitos de pederastia en un orfanato estatal.
La mayoría de los condenados reaccionó así al fallo de los jueces del Tribunal Criminal de Lisboa, que condenaron hoy a seis de los siete acusados en este megaproceso a penas de entre 5 y 18 años de cárcel y absolvieron a la única mujer encausada.
El chófer y antiguo alumno de la institución Carlos Silvino fue condenado a 18 años; el médico Joao Ferreira Diniz y el ex presentador de televisión Carlos Cruz a siete; el ex embajador Jorge Ritto y el abogado Hugo Marcal a seis y el que fuera administrador de la institución Manuel Abrantes a cinco.
Además, varios de los condenados deberán indemnizar a más de una veintena de víctimas con cantidades que van de los 15.000 a los 25.000 euros.
En declaraciones a los periodistas, el abogado de Silvino, José María Martins, informó de que ya ha interpuesto un recurso ante el Tribunal de Relación, de segunda instancia, al considerar que fue un castigo «muy pesado» y que el tribunal «encuadró mal los hechos».
Silvino, de 53 años, fue quien contó al tribunal las principales revelaciones del caso y él mismo declaró que también fue víctima de abusos sexuales cuando llegó a la Casa Pía.
El chófer se enfrentaba a 600 delitos de naturaleza sexual, incluida la colaboración para que otros los cometieran, con los niños huérfanos o retirados de la custodia de sus familiares acogidos en la institución.
El letrado del antiguo presentador televisivo Carlos Cruz, Ricardo Sá Fernandes, aseguró que la sentencia es «un gravísimo error judicial» y dijo que la decisión representa «el reino de las sombras».
Cruz, de 68 años e imputado por seis delitos de abuso sexual, era el procesado más conocido por haber sido presentador en varias cadenas de televisión portuguesas y, nada más conocerse la sentencia, organizó una rueda de prensa para dar su punto de vista sobre el proceso.
«Sin pruebas de mi culpa, fui hoy condenado a siete años de prisión», declaró el ex periodista, quien aseguró que fue acusado sin fundamento porque se basaron en «hechos que no ocurrieron».
Por su parte, Hugo Marcal, juzgado por 36 delitos de carácter sexual y lenocinio, confirmó también la apelación de la sentencia -está condenado a seis años y dos meses de prisión- y opinó que el tribunal «bromeó» con él.
El médico Ferreira Diniz, condenado por haber abusado en total de 18 menores, y el antiguo proveedor adjunto de la Casa Pía Manuel Abrantes, que afrontaba 48 delitos de abusos, lenocinio y uso indebido de caudales públicos, también prevén recurrir.
El ex diplomático Jorge Ritto, sobre el que pesaban once casos de abusos y dos de lenocinio, aún no se ha pronunciado sobre posibles acciones judiciales.
La lectura de esta sentencia, que duró casi seis horas, puso fin a las investigaciones abiertas en 2002, a raíz de las denuncias en los medios de comunicación sobre abusos sexuales cometidos durante dos décadas por hombres adinerados con niños acogidos en la institución civil Casa Pía de Lisboa, administrada por el Estado.
Estos casos de pederastia conmocionaron a la opinión pública lusa y saltaron a la política cuando fue acusado el ex ministro socialista Paulo Pedroso, que en 2003 paso cuatro meses en prisión preventiva, pero salió libre de cargos.
El proceso dio lugar a otro escándalo cuando la divulgación de las escuchas telefónicas que hacía la Policía en sus investigaciones reveló que, por cuestiones ajenas al caso, también estaban intervenidos los teléfonos de personalidades como el entonces jefe de Estado Jorge Sampaio o el ex presidente del Parlamento Joao Mota Amaral.
