De los 15 millones de dólares que se donaron en el año 2008 a la Fundación ONE, la ONG del cantante Bono, sólo 184.732 fueron destinados a obras de caridad, mientras que ocho millones de dólares se utilizaron para pagar los salarios de los 120 empleados que la organización tiene en el mundo.
Lo acaba de desvelar el periódico norteamericano The New York Post —Poor idea, Bono– y el escándalo ha aumentado todavía más con las declaraciones de Oliver Buston, portavoz de ONE, quien ha afirmado:
«No ofrecemos programas sobre el terreno. Somos una organización de apoyo y de creación de campañas».
El dinero que ha recaudado la fundación de Bono se ha utilizado para sostener la organización y para hacerse publicidad: también se ha destapado que parte de su presupuesto ha servido para comprar regalos a los periodistas, como las bolsas de café de la cadena Starbucks, o las libretas de la marca Moleskine que han recibido, de parte de ONE, los redactores encargados de cubrir la reciente cumbre de Objetivos de Desarrollo del Milenio, convocada por la ONU.
Bono, líder de la banda U2, lleva años encabezando campañas de ayuda al Tercer Mundo. En 1984 participó en el mítico concierto Live Aid’s, organizado por Bob Geldolf, y en 2004 creó la fundación ONE, cuyo fin, en teoría, era ayudar a los desfavorecidos