De gran cultura, de la que dan fe hasta sus adversarios de programas televisivos de debate político, Buisson es un hombre ecléctico
El 24 de septiembre de 2007, en uno de los salones del Elíseo, un hombre casi sesentón, calvo y con gafas era condecorado por Sarkozy con la Legión de Honor. El flamante presidente, que había ganado en los comicios del mes de mayo, daba su agradecimiento a uno de los consejeros en la sombra que habían hecho posible su triunfo en las urnas: Patrick Buisson.
Desde aquel momento este periodista nacido en 1949 ha acaparado la atención de los medios franceses, que le consideran uno de los asesores de cabecera de Sarkozy junto al gaullista de izquierdas Henri Guaino. A él se le atribuye, por ejemplo, la creación de un discurso para el candidato conservador en las presidenciales de 2007 destinado a absorber los votos del Front National, que se mostró de lo más exitoso al arrebatárselos al partido de Jean-Marie Le Pen.
Aún hoy continúa siendo una de las voces más escuchadas en las reuniones semanales que convoca Sarkozy en el Elíseo con su núcleo de asesores pese a haber rechazado un cargo oficial. A él se le atribuye la paternidad de una declaración del todavía candidato a la presidencia francesa al diario Le Figaro que incluía una mención al comunista italiano y teórico de la batalla cultural, muy admirado por Buisson: «He hecho mío el análisis de Gramsci: el poder se gana por las ideas. Es la primera vez que un hombre de derechas asume esa batalla». Además su itinerario vital, intelectual y profesional fascina por lo poco habitual. Y es que su camino arranca en la derecha nacional y nunca lo ha escondido.
Hijo de un miembro de Action Française que, como otros miembros del movimiento político fundado por Charles Maurras, acabó por integrarse en las filas del gaullista Rassemblement du Peuple Français (Unión del Pueblo Francés) por su nacionalismo, su anticomunismo y su populismo, uno de los primeros hitos de la carrera política de Buisson tuvo lugar en 1956, cuando su madre le llevó a una manifestación contra la ocupación soviética de Hungría.
Años después, como otros adolescentes de la época, se alineó con los defensores de la presencia francesa en Argelia. Estudiante de Historia en Nanterre, uno de los feudos de la extrema izquierda de la época, el futuro asesor de Sarkozy hizo migas con Raoul Girardet, un reconocido historiador que, procedente de las filas maurrasianas, había pertenecido a la Resistencia -llegó a ser detenido por la Gestapo- y había estado vinculado a los intelectuales pro Argelia francesa.
EL GUSANILLO DEL PERIODISMO
Girardet dirigirá la memoria de licenciatura de Buisson, un estudio sobre los movimientos favorables a la causa de los franceses de Argelia. En esos años universitarios Buisson milita en la Fédération Nationale des Étudiants de France (Federación Nacional de Estudiantes de Francia, FNEF) y se opone al Movimiento del 22 de Marzo de Daniel Cohn-Bendit que desembocará en Mayo del 68.
Terminados sus estudios, la primera salida laboral del joven Buisson es la enseñanza. Pero el gusanillo del periodismo le pica y entra en la redacción del semanario Minute como corresponsal político en la Asamblea Nacional. La publicación, considerada muy cercana a la derecha nacional, había sido creada en 1962 por periodistas de diferente procedencia que la habían dotado del gusto por la sátira y las exclusivas. Buisson llegará a dirigirla. Después se hará cargo de la dirección del semanario conservador Valeurs Actuelles. Y más tarde dará el salto al asesoramiento político de varios políticos franceses, desde la derecha dura de Philippe de Villiers al liberalismo de Alain Madelin y François Bayrou.
De gran cultura, de la que dan fe hasta sus adversarios de programas televisivos de debate político, Buisson es un hombre ecléctico. Mantiene una cariñosa relación con personalidades de izquierdas -reclutó a un periodista de esa tendencia, Michel Field, para presentar un programa en la cadena Histoire, que preside- y se declara admirador del actor Sacha Guitry y del cantautor libertario Léo Ferré. Pero eso no le ha impedido demandar al periódico de izquierdas Libération por unas informaciones sobre las facturas de su sociedad por sondeos al Elíseo. Tampoco hacer frente a las acusaciones sobre un presunto trato de favor del Ministerio de Cultura a la cadena que preside, realizadas, según unas declaraciones a L’Express, por una «clericatura mediática» que se arroga «un magisterio a base de moralina y sectarismo», en el que «nadie tiene nada que decir cuando ese ministerio patrocina, en las mismas condiciones, los programas de la televisión pública, los fórums culturales de Libération en el Théâtre des Amandiers o la Fiesta de L’Humanité».
Misa en latín, canto gregoriano, polifonía sagrada
«Ni integrista ni progresista. No aprecio ni los fósiles ni los invertebrados», daba como respuesta Buisson al ser preguntado en una entrevista sobre sus sentimientos religiosos. El perfil de católico «de tradición», como él mismo se define, ha sido uno de los aspectos que han levantado mayor interés sobre el asesor de Nicolas Sarkozy. La revista Télérama, en su edición del 10 de noviembre de 2009, lo perfilaba así: «Defiende la misa en latín. Ama apasionadamente el canto gregoriano y la polifonía sagrada».
Originalmente publicado en el Semanario ALBA