El Frente Nacional francés abandona la «era Le Pen» y se dispone a elegir nuevo líder

El Frente Nacional francés abandona la "era Le Pen" y se dispone a elegir nuevo líder

El presidente saliente del Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, (c), a su llegada al congreso previsto para elegir a su sucesor, hoy en Tours. EFE

EFE/Archivo

El partido de extrema derecha galo Frente Nacional (FN) abandona este fin de semana casi cuatro décadas bajo el liderazgo de Jean-Marie Le Pen y se prepara para elegir a su nuevo dirigente, papel al que aspira su hija Marine.

La primera de las dos jornadas de las que esa agrupación saldrá con un nuevo representante estuvo marcada por el discurso de despedida del histórico líder, que consideró que «las horas más sombrías de la historia de Francia y políticos cobardes o mediocres» favorecen «el futuro inmediato» de su partido.

Junto a Marine Le Pen, a la que oficiosamente ya se le ha declarado sucesora, puesto que el resultado oficial de la votación no se proclamará hasta el domingo, se bate por ser la nueva cara de la agrupación otro de sus vicepresidentes, Bruno Gollnisch.

Jean-Marie Le Pen, que en estos más de tres meses de campaña interna no ha escondido su preferencia por su hija, defendió, no obstante, las cualidades de los dos candidatos, que, a su juicio, han seguido la vía del «coraje y la perseverancia» que él dijo haber marcado.

Militantes como Lucien Ruty, miembro del FN desde 1986, defienden que ese partido «quiere preservar la nación y la identidad francesa» y consideran que para esa labor parte con ventaja Marine Le Pen, «joven y combativa», frente a un Gollnisch «más anclado en el pasado».

Otras como Oriane Borja, que se define como una de las «primeras marinistas» de la formación, aseguran que la sucesión por parte de la hija de Le Pen representaría «una continuidad natural adaptada a la situación actual», con vistas a luchar también por la presidencia de la República en las elecciones presidenciales de 2012.

El todavía presidente subrayó que el FN es el único capaz de devolverle al país «las riendas de su destino» después de décadas de «decadencia», e hizo hincapié en que encarna «la esperanza de todas las capas de la sociedad francesa, pero especialmente de las populares».

Su discurso, interrumpido ocasionalmente por ovaciones y aplausos, perfiló un país minado por la corrupción política, inseguridad, decadencia de la enseñanza, «invasión de la inmigración», desesperanza, manipulación electoral y pérdida del control como consecuencia de la mundialización.

Un sondeo difundido esta semana por el diario Le Monde, la cadena Canal+ y la emisora France Inter revelaba que el FN seduce cada vez más a los simpatizantes de la derecha clásica e indicaba que un 43 por ciento de los seguidores de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), partido del presidente Nicolas Sarkozy, se declaraba dispuesto a una alianza.

El secretario general de esa agrupación, Jean-François Jalkh, apuntó hoy que «con paciencia y perseverancia se va a devolver al Frente Nacional su estatuto de tercera fuerza política del país», que en 2002 alcanzó su máximo protagonismo al llegar a la segunda vuelta de las presidenciales.

El FN adelantó al aspirante socialista Lionel Jospin, pero fue derrotado al conseguir posteriormente un 17,79 por ciento de los votos, que le dieron la victoria a Jacques Chirac.

Le Pen denunció hoy que su partido ha sido blanco de todas las críticas y «manipulaciones» por haberse erigido como única fuerza de resistencia al hundimiento que según él atraviesa Francia, y aseguró que «se han modificado leyes electorales para reducir su representación».

Poco antes de que el líder se despidiera de sus dirigentes se inició una manifestación en la que más de 700 personas, miembros de sindicatos y partidos de izquierda, recorrieron una de las principales avenidas de la localidad de Tours para proclamar su rechazo a los valores del FN.

«Un partido extrema derecha no puede tener lugar. Desarrolla ideas profundamente racistas, manipula a los trabajadores y busca dividir a la clase obrera», señaló Rola Ezzedine, libanesa de 27 años que dijo sentirse afectada por esos ideales, «al igual que el resto de los inmigrantes».

«La izquierda se tiene que reagrupar y no dejar que se oiga la voz del Frente Nacional», apuntó Rola, para quien Marine Le Pen o Gollnisch, «aunque se baten por el control interno del partido, representan las mismas ideas, por lo que el nuevo sucesor de Le Pen no va según ella a suponer ningún cambio.

El resultado, del que sin confirmarlo los militantes no dudan que ha recaído en Marine, se conocerá mañana por la mañana, día en que también se anunciará la composición del nuevo comité central.

Marta Garde

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