El Frente Nacional (FN) inició hoy un congreso histórico en el que se va a elegir al sucesor de Jean-Marie Le Pen, que dice adiós a cerca de cuatro décadas al frente de ese partido de extrema derecha creado en 1972.
Los militantes accedieron al centro de congresos de la localidad de Tours desde primera hora de la mañana, en una jornada marcada por la filtración por parte la prensa de que la hija de Le Pen, Marine, se ha hecho con dos tercios de los votos, derrotando al otro vicepresidente ejecutivo del partido, Bruno Gollnisch.
En la apertura de la Asamblea General ordinaria, el histórico líder aseguró que su último mandato ha sido «el de la transición y el orgullo por el Frente Nacional», y alabó la campaña «tan digna» realizada por los dos candidatos a su sucesión.
Le Pen, entre grandes ovaciones, subrayó «que pese a la muerte del partido anunciada por (el presidente de Francia, Nicolas) Sarkozy en 2007, ese cadáver sigue todavía muy vivo y se mueve cada vez más».
Para el líder ultraderechista, tanto su hija como Gollnisch han seguido «la única vía posible, la del coraje, el honor y la perseverancia», y cuando este domingo se conozcan oficialmente los resultados de la elección, Le Pen afirmó que para él «no será un adiós definitivo, sino simplemente un adiós a la presidencia».
El todavía presidente, que esta tarde se dirigirá a las bases de la agrupación en un nuevo discurso, llegó al congreso rodeado de fuertes medidas de seguridad y sin hacer declaraciones, apenas un cuarto de hora después de la entrada de su hija.
El secretario general de esa agrupación, Jean-François Jalkh, apuntó en su alocución que «con paciencia y perseverancia se va a devolver al Frente Nacional su estatuto de tercera fuerza política del país», batalla para la que apeló a la «responsabilidad» de quien sea proclamado nuevo líder y del resto de la militancia.
El FN alcanzó su máximo apogeo en 2002, cuando Le Pen pasó a la segunda vuelta electoral junto a Jacques Chirac (elegido finalmente presidente) al adelantar al pretendiente socialista Lionel Jospin.
Fue la primera vez que un candidato de extrema derecha en Francia llegaba a la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales, en las que cayó al obtener un 17,79 por ciento de los votos frente a Chirac.
