Los líderes europeos tratarán de avanzar el viernes en la flexibilización del fondo de rescate

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea tratarán de avanzar durante la cumbre que celebran el próximo viernes 4 de febrero en las negociaciones para ampliar el fondo de rescate de 750.000 millones de euros creado en mayo para los países de la eurozona con problemas de deuda. También discutirán flexibilizar su uso, de manera que pueda comprar bonos y dar líneas de crédito preventivas a los Estados miembros en dificultades, tal como pide España, o incluso proporcionarles financiación para que recompren sus títulos de deuda.

Pese a que el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha pedido públicamente a los Veintisiete que cierren un acuerdo sobre el fondo de rescate ya en el Consejo Europeo del 4 de febrero para disipar las dudas de los mercados sobre la eurozona, todo apunta a que finalmente se impondrán las tesis de Alemania de retrasar el compromiso hasta marzo.

Berlín quiere como contrapartida a la ampliación del fondo que los países periféricos se comprometan a una serie de reformas económicas que incluirían el retraso de la edad de jubilación, la supresión de las cláusulas automáticas de revisión salarial, la fijación por ley de un límite para el déficit y la subida de impuestos como el de sociedades.

Además de Alemania, otros países de la eurozona como Países Bajos, Austria o Finlandia son reacios al aumento del fondo de rescate y creen que la solución es un mayor ajuste fiscal en los países periféricos.

En todo caso, el Ejecutivo comunitario considera que el Consejo Europeo del viernes constituirá una «etapa decisiva» para acordar una respuesta global a la crisis de deuda de la eurozona. «El objetivo es disipar todas las dudas posibles entre los participantes del mercado sobre la capacidad de la eurozona ha hacer frente a todos los escenarios, incluso los más improbables o los más exigentes», ha explicado el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj.

Alemania quiere que los acuerdos definitivos para flexibilizar el fondo de rescate se cierren en la siguiente cumbre de líderes europeos que se celebrará a finales de marzo, aunque también circula la idea de convocar una reunión extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona a principios de ese mes.

Los países de la UE ya han descartado incrementar la dotación total del fondo de rescate, pese a que algunos Gobiernos como el belga habían sugerido incluso duplicarlo hasta 1,5 billones de euros para disipar las dudas de los mercados en el sentido de que no habrá bastante dinero si España y Portugal necesitan asistencia. Las negociaciones se concentran ahora, tal y como quiere Berlín, en aumentar la capacidad de financiación del mecanismo.

En estos momentos, la capacidad real de financiación del tramo intergubernamental del fondo (440.000 millones de euros) es de sólo 250.000 millones, ya que necesita mantener reservas de capital para no perder su máxima nota crediticia. Para alcanzar la cifra global, Berlín defiende que los países triple A aporten más garantías y que el resto de Estados de la eurozona, entre los que estaría España, aporten capital.

REESTRUCTURACION DE LA DEUDA

En la actualidad, este fondo sólo puede utilizarse para rescatar a un país cuando ya no logra refinanciar su deuda en los mercados con un programa de 3 años. A cambio, el Estado miembro debe someterse a un duro ajuste diseñado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el que se aplica en Grecia o Irlanda.

Para evitar llegar a un rescate, los líderes europeos estudian varias opciones de flexibilización del mecanismo. En primer lugar, que el fondo de rescate pueda comprar la deuda emitida por los países con problemas, tomando así el relevo del Banco Central Europeo (BCE). La segunda opción es conceder líneas de crédito temporales preventivas como las que ya contempla el FMI y de las que se han beneficiado países como México o Polonia.

Este tipo de ayudas, que han sido reclamadas por España, se concedería a los países que están cumpliendo sus objetivos de recorte del déficit público pero que siguen castigados en el mercado por falta de confianza, sin exigir ajustes adicionales. Y se evitaría el estigma de un rescate que implica quedar bajo la tutela de la UE y del FMI.

En tercer lugar, los líderes europeos sopesan permitir que el fondo de rescate preste dinero a Grecia o Irlanda para que puedan comprar sus propios bonos a inversores o al Banco Central Europeo (BCE), según explicaron fuentes comunitarias.

Con estas recompras, los Estados miembros adquirirían sus bonos a un precio inferior a su valor nominal, aplicando de hecho una quita a su deuda. Al mismo tiempo, reducirían su carga de deuda pendiente y rebajarían el tipo de interés.

Al tratarse de una operación voluntaria, los líderes europeos esperan no inquietar a los inversores, que temen medidas más drásticas como reestructuraciones forzadas o quiebras controladas, y que estarían dispuestos a vender para evitar más pérdidas en el futuro.

Las discusiones sobre la crisis de deuda en la eurozona, que tendrán lugar durante el almuerzo de los líderes europeos, eclipsaran los otros dos temas previstos en el orden del día del Consejo Europeo: la energía, y la necesidad de reforzar las interconexiones entre los Estados miembros y la innovación.

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