Rasmussen niega que la OTAN vaya a enviar fuerzas terrestres a Libia

VIENA, 30 (Reuters/EP)

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha dejado claro este jueves que son los rebeldes libios que luchan contra las fuerzas del dirigente del país, Muamar Gadafi, los que deben combatir en tierra, y ha descartado la posibilidad de que la misión militar internacional en Libia vaya a ir más allá de sus objetivos iniciales.

El ministro de Defensa holandés, Hans Hillen, ha advertido esta semana de esa posibilidad, pero Rasmussen ha declarado a los medios de comunicación en Viena que «la misión no se ha ampliado y no se va a ampliar».

Hillen había dicho que no cree que «la combinación de una gran presión militar y una presión política reforzada, el aislamiento cada vez mayor del régimen de Gadafi, vaya a conseguir la caída del régimen».

ARMAS PARA LOS REBELDES

Por otro lado, Rasmussen ha dejado claro que la Alianza Atlántica no participó en la operación que llevó a cabo Francia para entregar armas a los sublevados libios y que no dispone de datos que indiquen que otros países hayan hecho lo mismo.

Francia se convirtió este miércoles en el primer miembro de la OTAN que reconoce abiertamente que ha armado a los rebeldes. El presidente del Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Transición (órgano de gobierno de la oposición libia), Mahmud Jibril, ha dicho este jueves que esta actuación de París ayudará a acelerar el fin de la guerra civil en Libia y a evitar el «derramamiento de sangre».

«Lo que tienen ahora mismo los rebeldes son armas ligeras solo para defenderse, no armas para ganar una batalla», ha explicado Jibril en una rueda de prensa, también en Viena. El opositor ha advertido de que los sublevados se han quedado sin fondos y que podrían tardar varios años en reanudar la exportación de petróleo.

Los progresos de los rebeldes han sido lentos, aunque afirman que en la última semana han hecho avances considerables. Rasmussen ha indicado que «a fin de cuentas (…), corresponde a las fuerzas opositoras luchar en tierra». «Porque nosotros no tenemos ninguna intención de desplegar tropas», ha recalcado.

Jibril ha señalado que «la entrega de las armas ayudará a terminar la guerra más rápidamente y a que se derrame la menor sangre posible». «Cuanta menos sangre derramemos, antes podremos pensar en el futuro y proteger al pueblo libio», ha agregado.

INCUMPLIMIENTO DEL EMBARGO

Francia ha defendido su actuación y ha afirmado que no ha incumplido el embargo de armas impuesto por la ONU porque el material que entregó era necesario para defender a civiles amenazados. Rasmussen ha dicho que «en cuanto al cumplimiento de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, es el comité de sanciones el que debe decidirlo».

El secretario general ha subrayado que la OTAN ha «aplicado con éxito» la resolución sobre Libia, la zona de exclusión aérea, el embargo de armas y la protección efectiva de los civiles». Los ataques aéreos en el marco de la operación militar internacional autorizada por la ONU comenzaron hace tres meses.

Quien sí se ha pronunciado en contra de la actuación francesa es el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que ha afirmado este jueves que armar a los rebeldes constituye una «burda violación» de la resolución aprobada el pasado febrero.

«Hemos preguntado hoy a nuestros amigos franceses si las informaciones sobre la entrega de armas por parte de Francia a los rebeldes libios se corresponden con la realidad», ha declarado. «De ser cierto, supondría una burda violación de la Resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU», ha advertido.

Varios diplomáticos de la ONU han dicho que cualquier entrega de armas a los sublevados realizada sin el consentimiento previo del comité responsable de las sanciones contra Libia en el Consejo de Seguridad supone un incumplimiento del embargo. Sin embargo, alguien tendría que presentar una queja al comité, algo improbable.

Reino Unido, Francia y Estados Unidos han asegurado que mientras Gadafi siga en el poder continuarán con sus operaciones militares en Libia, que comenzaron hace tres meses. Sin embargo, han empezado a aparecer fisuras en la coalición contra el líder libio, en la que Italia ha abogado por el fin de los bombardeos y Estados Unidos se ha quejado de la escasa capacidad de ataque de los países europeos.

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