El Banco de Francia defiende la solidez de las entidades del país

El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, ha asegurado que todos los bancos franceses «sin excepción» son «sólidos» y que no necesitan ser recapitalizados, por lo que, en su opinión, «no hay ninguna razón para no confiar» en ellos.

En una entrevista al diario francés ‘Les Echos’, Noyer criticó los falsos rumores surgidos a finales de agosto en torno a Société Générale «con el fin de desestabilizar» y afirmó que todas las entidades francesas son capaces de llevar a cabos los ajustes necesarios en sus negocios.

En concreto, defendió los planes presentados por Société Générale y BNP Paribas para responder a las dificultades actuales, aunque subrayó que para reforzar la resistencia del sistema y evitar nuevos periodos de incertidumbre como el actual los bancos tienen que seguir un plan «estricto» de refuerzo de sus recursos propios en el marcos de Basilea III y destacó que desde 2008 las entidades francesas han acumulado 50.000 millones de euros en capital adicional.

Al mismo tiempo, recalcó que la exposición de la banca francesa a la deuda griega, que asciende a 8.000 millones de euros, es inferior a los beneficios de 11.000 millones de euros registrado por las entidades en el primer semestre del año y que las entidades disponen de 210.000 millones en recursos propios.

Además, señaló que una quiebra de la economía helena no pondría en peligro la situación de los bancos franceses y afectaría a sus resultados durante sólo unos meses. En concreto, apuntó que si BNP Paribas hubiera provisionado el 100% de su exposición a la deuda griega en el primer semestre, aún así habría obtenido beneficios.

Asimismo, Noyer destacó que la acción conjunta adoptada por cinco de los principales bancos centrales del mundo para inyectar liquidez en dólares en los mercados ayudará a tranquilizar a los mercados, ya que dará tiempo a los bancos a adaptarse a los nuevos modelos de negocios en el marco de una cooperación mundial.

Respecto a la compra de deuda pública por parte del BCE, afirmó que la institución seguirá tomando las decisiones necesarias en función del entorno, aunque recordó que se trata de un programa no convencional que no se utilizaría en situaciones normales. Sin embargo, incidió en que para que sea eficaz los gobiernos deben respetar los planes en marcha para el saneamiento de sus cuentas públicas.

En concreto, recalcó que los gobiernos deben tratar el problema de fondo que reside tras la volatilidad que han registrado los valores de la banca francesa en las últimas semanas, la crisis de deuda soberana. Para ello, reclamó una puesta en marcha «rápida y completa» del acuerdo del 21 de julio sobre Grecia y que se verifique que el país cumple sus compromisos en materia de reducción de déficit.

Asimismo, instó a que se continúe con el ajuste de las finanzas públicas de algunos países de la zona euro y destacó que en este sentido se han dado garantías este verano en países como España, Italia y Francia. Además, pidió a los bancos que hagan un esfuerzo de pedagogía sobre su exposición a la deuda soberana, así como que expliquen mejor sus estrategia y se adopten a las nuevos modelos.

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