Berlín frustra la ampliación del fondo de rescate, Hungría se opone a participar y Suecia y República Checa piden consultar con sus Parlamentos
La Unión Europea anuncia de madrugada, y tras diez horas de negociaciones, que no habrá un acuerdo de 27 por la oposición británica a regular su industria financiera. Las reformas del Tratado afectarán sólo a 23 países.
Después de diez horas de negociaciones, la cumbre decisiva para salvar el euro se ha cerrado a las cinco de la mañana del viernes con un acuerdo de mínimos que sabe a derrota y no parece zanjar de forma definitiva las grietas europeas. La cara de Nicolas Sarkozy, pálido y visiblemente enfadado, lo decía casi todo.
Reino Unido se ha negado a sumarse a la reforma de los tratados para evitar regular sus servicios financieros. El plan francoalemán de unión fiscal ha quedado reducido, en principio, a 23 miembros de los 27.
Hungría se ha opuesto a participar, y Suecia y República Checa han pedido consultar la decisión con sus respectivos Parlamentos. Sobre los mecanismos de estabilidad financiera y la posibilidad de reforzar el papel del Banco Central Europeo para frenar la crisis de deuda, no ha habido avances.
La cumbre ha decidido aportar 200.000 millones más al Fondo Monetario Internacional para ayudar a países con problemas de financiación, pero Berlín no ha aceptado que el Mecanismo de Estabilidad (el fondo de rescate) se convierta en banco y tampoco que amplíe su capacidad de intervenir.
Sarkozy ha comparecido en conferencia de prensa a las cinco de la mañana, mientras la canciller Angela Merkel abandonaba la sede del Consejo europeo sin hacer declaraciones.
Ha sido una noche larguísima, pero los políticos europeos parecen haberla acabado con la misma división, o incluso más, que otras veces.
«No ha sido posible acordar una reforma de los tratados a 27 porque los amigos británicos no han querido», resumía Sarkozy con una gota de sarcasmo, antes de anunciar que la cumbre ha aprobado «en su totalidad» los puntos de la carta que el miércoles enviaron Merkel y él mismo al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy.
El líder británico, por su parte, ha asegurado en su rueda de prensa que las condiciones del acuerdo son «inaceptables» para Londres y ha agregado que está «contento de no estar en el euro», una moneda común a la que su país no se va a unir «nunca».
El presidente francés ha respondido airado a la duda de si un acuerdo intergubernamental a 23 no sanciona para siempre una Europa a dos velocidades.
«Solo hemos intentado salvar nuestra moneda y nos acusan de ir a dos velocidades. Adoptar el euro es un deber, no un derecho. ¿Tenemos encima que disculparnos? David Cameron ha pedido una cosa inaceptable, un protocolo que le exonerara de regular sus servicios financieros».
«Nosotros creemos que es indispensable, necesitamos la regulación financiera».