El criminal había anunciado que si le declaraban mentalmente insano recurriría la sentencia
El tribunal de Oslo ha condenado este viernes 24 de agosto a 21 años de cárcel prorrogables, la máxima pena posible en Noruega, al ultraderechista Anders Behring Breivik por los atentados del 22 de julio de 2011, en los que murieron 77 personas.
En Noruega, la pena de prisión más severa es normalmente de 21 años, aunque puede ser extendida si la persona es vista como un peligro para la sociedad.
Los cinco jueces -dos profesionales y tres legos- han declarado por unanimidad que el fundamentalista cristiano, de 33 años, es responsable de sus actos.
Como publica El Periódico, se ha tomando como base principal el segundo informe psiquiárico que se le realizó y que concluyó que aunque Breivik padece un transtorno social, puede ser considerado penalmente responsable.
El acusado, vestido con un traje negro, camisa blanca y corbata gris, ha escuchado el veredicto con una sonrisa en los labios tras haber efectuado su ya clásico saludo extremista con el brazo derecho extendido y el puño cerrado al entrar en la sala del tribunal.
Breivik nunca negó ser el autor de los 77 homicidios voluntarios, además de otros intentos de homicidio, por los que se le ha condenado, pero aseguró que actuó en una situación de «necesidad», en defensa del pueblo noruego, que consideraba amenazado por la «invasión musulmana» y el «infierno multiétnico» impulsado por el Gobierno laborista.
Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio del 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, provocando la muerte de 8 personas, para luego trasladarse en coche a la cercana isla de Utoya, al oeste de la capital, donde cometió la matanza de 69 personas en el campamento de las Juventudes Laboristas.