Lo mataron a martillazos

Los ‘Tigres de Arkan’ se comieron a uno de los suyos por flojo

Tiraron los restos al río Manzanares, dond ehan aparecido varios huesos

Los mandos policiales ya describieron como "extremadamente cruel" a este grupo, autor del asesinato del primer ministro serbio Zoran Djindjic

«¿Por qué tenemos que enseñar la documentación porque somos extranjeros? No hemos cometido ningún delito».

Con esta prepotencia y tranquilidad recibieron el serbio Luka Bojovic y sus tres hombres, miembros del clan mafioso «Zemun», a la Policía en un restaurante de Valencia el pasado 9 de febrero de 2012.

Como explica Cruz Morcillo en ‘ABC’, llevaban pasaportes falsos y pensaban que no había nada contra ellos. Pero veinte meses de investigación concienzuda habían dado para mucho.

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu los envió a prisión. Serbia reclamaba a tres de ellos: a dos por el asesinato del primer ministro de su país Zoran Djindjic en 2003, y al tercero por matar a una familia en Hungría.

En uno de sus pisos francos de Valencia guardaban un arsenal de armas (tres subfusiles de asalto, nueve pistolas, una escopeta, munición…), y varias sorpresas.

Una de ellas eran los indicios de un asesinato que la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev) de la Policía investigaba: el de otro serbio.

Los sanguinarios herederos de los «Tigres de Arkan», el grupo paramilitar reconvertido en la mafia del «clan Zemun», habían saldado cuentas con uno de los suyos. Según las pesquisas, lo mataron a martillazos en un piso de Madrid, lo desollaron, lo decapitaron y lo descuartizaron. Finalmente acabaron comiéndoselo.

Los restos que les quedaron los arrojaron, supuestamente, al río Manzanares, a su paso por el puente de la Reina Victoria.

Una veintena de crímenes

Fue el castigo por quedarse con dinero de la organización criminal, que llena sus sacas con los beneficios del tráfico de drogas y seres humanos, la prostitución, los atracos a joyerías y los asesinatos.

Varios países atribuyen al jefe Luka Bojovic una veintena de crímenes igual de violentos que el que ahora se investiga en Madrid.

El juez Andreu ordenó con los datos encima de la mesa dragar la zona del río marcada en alguno de los documentos encontrados en busca de los restos de la víctima.

Medio centenar de policías se afanaron ayer en las aguas del Manzanares, utilizando tamices como si cribaran a la búsqueda de pepitas de oro.

Agentes de Seguridad Ciudadana y de Policía Científica, así como el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas e investigadores se desplazaron a la zona, donde se hallaron algunos restos, aparentemente humanos, pero que aún están pendientes de análisis.

El propio Andreu se trasladó al lugar de la investigación para supervisar las labores.

Andreu les imputó pertenencia a organización criminal, delitos de depósitos de armas de guerra, falsificación de documentos y resistencia a la autoridad, que se suman a la orden de búsqueda y detención para extradición contra Bojovic dictada por Serbia y por Holanda. Ahora podría alargarse la macabra lista.

La última jugada del mafioso le salió mal: cuando les detuvieron se negaron a probar un sorbo de agua por miedo a que la Policía los drogara o más bien para forzar su traslado al hospital e intentar una fuga.

Los GEO los custodiaron de Valencia a Madrid para disuadirlos de esa idea.

 

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