El autor confeso de la matanza de Oslo declara que actuó para defender la etnia noruega

Breivik: «Volvería a hacerlo otra vez, ha sido un acto de bondad»

"He llevado a cabo el ataque más sofisticado y espectacular que se haya cometido en Europa desde la II Guerra Mundial"

Breivik: "Volvería a hacerlo otra vez, ha sido un acto de bondad"
El autor confeso de la matanza de Utoya, Anders Behring Breivik. EFE

El ultraderechista noruego Anders Breivik, autor confeso de la muerte de 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya, ha declarado ante el tribunal que la doble matanza, perpetrada en el mes de julio de 2011, fue el «ataque político más sofisticado y espectacular cometido en Europa desde la II Guerra Mundial» y ha asegurado que su objetivo era «defender a la etnia noruega» y que «volvería a hacerlo otra vez».

«He llevado a cabo el ataque político más sofisticado y espectacular que se haya cometido en Europa desde la II Guerra Mundial», manifestó en una declaración escrita y leída por él mismo durante el espacio de una hora en su primera comparecencia ante el tribunal.

Breivik, quien intervendrá ante la sala entre los días 17 y 22 de abril de 2012, se ha declarado no culpable con el argumento de que actuó para defender a su país contra el multiculturalismo.

El procesado leyó íntegramente su declaración a pesar de que los jueces le requirieron en varias ocasiones que interrumpiera la lectura. Las víctimas han lamentado que se le haya permitido utilizar el juicio para hacer propaganda en favor de la violencia.

En su texto, leído en un tono monóntono y sin emoción, Breivik invocó a los guerreros indios estadounidenses, como ‘Toro Sentado’, para arremeter contra el Islam y el «infierno» multicultural y advirtió de que Europa sufrirá «ríos de sangre».

«Los ataques del 22 de julio fueron ataques preventivos para defender al pueblo noruego y a la etnia noruega», aseveró. «Sí, volvería a hacerlo otra vez», prosiguió. La matanza, añadió, fue un acto «de bondad, no de maldad».

En caso de que se le declarase culpable y dueño de sus actos, Breivik sería condenado a un máximo de 21 años de cárcel, aunque la pena podría prolongarse indefinidamente si se le considerase un peligro permanente.

Aparte, en caso de que se le diagnosticasen problemas mentales, podría ser ingresado indefinidamente en una institución psiquiátrica con revisiones periódicas. Breivik ya ha anunciado que su intención es demostrar que está cuerdo, ya que la declaración de locura sería «peor que la muerte».

 

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