Como relaciones publicas, nunca han sido muy hábiles. Prueba de ello es que la inmensa mayoría de la gente vive convencida de que Hitler era alemán y Beethoven austríaco y fue al revés
Banderas nazis, disfraces de Adolf Hitler, dedos corazones levantados… El recibimiento que la canciller alemana, Angela Merkel, tuvo en Grecia por miles de personas en Atenas ha encendido a la prensa germana.
«Alemania no se merece ESO», titula el diario Bild en su portada.
«Repugnantes protestas contra Merkel en Atenas. ¡Y nosotros pagamos más!», añade bajo una foto de las protestas del martes.
En su editorial, el reproche continúa:
«Grecia, ya basta. Casi no se puede pensar en nada más ingrato… la Grecia que se manifestaba ayer en el centro de Atenas no tiene cabida en el euro».
Desde las páginas del Frankfurter Allgemeine Zeitung también se critican las protestas.
«Sólo cuando se den cuenta de que el Cuarto Reich no tiene la culpa de su miseria, los griegos verán la luz al final del túnel».
Este diario asegura que la visita de Merkel fue «un gesto de buena voluntad» y que sus «expresiones de simpatía» no fueron escuchadas por los manifestantes.
El Tageszeitung, en un artículo de opinión, asegura que a Merkel se la puede criticar «por muchas cosas» pero no «por hundir las pensiones griegas».
Desde Tagesspiegel lamentan que el mensaje de Merkel haya quedado diluido por las protestas.
«Merkel acudió a alabar a Grecia, pero casi nadie es tan odiado allí como ella«, admite, porque los griegos «piensan que ella es la causa de toda la miseria».
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Por Alfonso Rojo