Contar con Berlusconi en un programa de televisión es garantía de espectáculo asegurado. El ex primer ministro italiano aceptó la invitación para acudir a ‘Servicio Público’, el programa de Michele Santoro en la cadena La Siete, un espacio que además se emitía en ‘prime time’ (20.30-22.30). Y, evidentemente, Berlusconi no desaprovechó la ocasión para montar un circo.
Y eso que el programa comenzó en un tono relajado, casi hasta desenfadado, con pequeñas bromas, pero la tensión fue ‘in crescendo’ cuando apareció en el plató el periodista Marco Travaglio, una de las ‘pesadillas’ del ex primer ministro.
El actual subdirector del periódico ‘Il Fatto Quotidiano’ se sentó en una silla y comenzó a leer una carta, repleta de datos y de hechos, y en la que pasó revista a muchas de las dudosas amistades de Berlusconi, a las 40 chicas que asistían a sus ‘bunga-bunga’, de las incomodidades de declarar en el proceso por prostitución de menores que se sigue contra él, a las numerosas contradicciones que ‘Il Cavaliere’ ha mostrado respecto a Mario Monti…
Sin embargo, Berlusconi, lejos de ponerse irascible, y como esperando la que se le venía encima, solicitó a Santoro que le dejara ocupar el puesto de Travaglio. Se sentó en su silla, sacó también un papel y empezó a leer una carta contra el periodista recordándole las diez condenas por difamación que le han caído.
Esto no gustó al moderador, que le pidió respeto a Berlusconi a las normas pactadas, pero el ex primer ministro se puso en pie y dio la impresión de que él y Santoro podían llegar a zarandearse, a tirarse de las solapas de la chaqueta. Pero la cosa no pasó a mayores. Luego Berlusconi regresó a su asiento inicial, en el que se había sentado Travaglio mientras él ocupaba el puesto del periodista. Y, con un gesto de opereta, ‘Il Cavaliere’ se sacó del bolsillo un pañuelo y se puso a limpiar la silla, como si pudiera pillar alguna enfermedad por sentarse allí donde lo había hecho Travaglio.