La isla de Giglio, en Italia, acogió el 13 de enero de 2013 los actos conmemorativos en homenaje de las 32 personas que murieron en el hundimiento del crucero ‘Costa Concordia’, un año después del accidente.
El primero de los actos conmemorativos de la jornada consistió en devolver al mar la roca contra la que chocó la embarcación el 13 de enero de 2012 poco antes de las 21.45 de la noche. En el momento en el que la piedra rozó el agua, las sirenas de los barcos presentes, en uno de los cuales se hallaban los familiares de las víctimas, sonaron 32 veces. Una vez en el fondo del mar, un grupo de buzos colocó la roca en el lugar exacto en el que se produjo la colisión.
A las 11.00 horas el obispo de Grosseto, monseñor Guglielmo Borghetti, ofició una misa en la Iglesia de Santi Lorenzo e Mamiliano al Porto, a la que además de los familiares de las víctimas también han asistido algunos de los supervivientes del naufragio.
La ceremonia finalizó con la lectura de un mensaje del presidente de Italia, Giorgio Napolitano, por el prefecto de Groseto, provincia a la cual pertenece la isla de Giglio.
«Un año después del trágico hundimiento del crucero ‘Costa Concordia’ me gustaría transmitir mis más sinceros pensamientos a las 32 víctimas y mi solidaridad renovada a aquellos que fueron marcados por el terrible accidente, cuyas dramáticas imágenes siguen vivas en la memoria del país entero», dijo Napolitano en el comunicado.
A las 15.30 se colocó en el muelle rojo de la ciudad una placa de bronce en memoria de las víctimas y una placa en honor de la solidaridad mostrada por los habitantes de la isla el día del hundimiento del ‘Costa Concordia’. Los habitantes de la localidad también fueron homenajeados con un concierto de música clásica celebrado en la Iglesia de San Pietro a Giglio Castello.
A la hora exacta en la que el crucero chocó un año antes contra la roca se guardará un minuto de silencio en honor de los fallecidos. Inmediatamente después, sonaron las sirenas de las embarcaciones que se encontraban en el puerto de la localidad y se lanzaron al mar 32 linternas, una por cada víctima. Dos de los cuerpos de los fallecidos nunca fueron localizados.