Montó la mundial. Una limpiadora sueca, ni corta ni perezosa, decidió el 14 de enero de 2013 que su verdadera vocación no era la de estar con la fregona ni con el Tenn con bioalcohol y, de forma que aún desconocen las autoridades, se hizo con las llaves de un tren de pasajeros y dio rienda suelta a su peligrosa fantasía.
La joven, de 22 años, cogió el tren de cercanías y llegó hasta un suburbio de Estocolmo.
Y no pasó de ahí porque justo cuando acababa la vía fue incapaz de frenar y se fue a estampar contra un bloque de viviendas residenciales.
Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos, salvo la propia ‘conductora accidental’ del convoy.